Los grupos ciudadanos de autodefensa que el domingo surgieron en la región de la Tierra Caliente michoacana, en los límites con Jalisco, portan fusiles de asalto de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, “para evitar el regreso de Los Caballeros Templarios”, según reportan Excélsior y Reforma.
Excélsior informó que pobladores encapuchados de Buenavista Tomatlán y de la cabecera municipal de Tepalcatepec desarmaron a los policías locales para hacerse cargo de la seguridad de la región.
Ayer, entrevistados por este diario, los habitantes de esos lugares aceptaron que las pistolas Pietro Beretta calibre 9 milímetros y los fusiles AK-47 y R-15 que usan son ilegales, “pero es la única forma viable para liberar a nuestro pueblo (del narcotráfico)”, dijo una persona que aseguró ser agricultor en Tepalcatepec.
En Felipe Carrillo Puerto, la comunidad más extensa de Buenavista Tomatlán, operan los ciudadanos armados que se hacen llamar “Movimiento por la Paz, la Libertad y el Trabajo”.
Una persona encapuchada que es identificada como El Comandante aseguró que están en comunicación constante con el Ejército y la Policía Federal “para llevar a la cárcel a quienes nos tenían sometidos”.
La operación de los policías civiles ya tomó relevancia en Estados Unidos, donde el grupo de análisis The Brookings Institution recomendó al gobierno mexicano no tolerar a los grupos de autodefensa, por el riesgo latente de que escale la violencia.
Civiles se arman con R-15
Grupos de autodefensa surgidos en la Tierra Caliente dicen estar hartos de que el crimen controle el comercio, la agricultura y la ganadería.
En el segundo día de operaciones, los grupos de autodefensa surgidos en la Tierra Caliente michoacana y los límites con Jalisco reforzaron su presencia y se dicen dispuestos a no permitir el regreso de Los Caballeros Templarios, a quienes les atribuyen secuestros, extorsiones, homicidios, así como el control del comercio, la agricultura y la ganadería.
A 24 horas de su aparición, luego de asambleas ciudadanas en las plazas públicas de Felipe Carrillo Puerto, conocido como La Ruana, Buenavista Tomatlán y en la cabecera municipal de Tepalcatepec, el movimiento armado toma más simpatías de la ciudadanía que durante los últimos dos años se sintió sometida por hombres armados, a quienes pagaban “impuestos” sin ser autoridad legalmente constituida.
“Nos hartamos de pagar cuotas y de no ser libres”, dijo a Excélsior un hombre, a quien sus compañeros le asignaron la tarea de atender a reporteros.
El interlocutor se cubre el rostro con un pañuelo azul; trae en su manos una escopeta calibre 12 y en la cintura una pistola calibre 9 milímetros, marca Pietro Beretta.“Soy un agricultor cansado de que impongan el precio a mis productos”, comentó.
Los cinco accesos a Tepalcatepec están vigilados por hombres de entre 20 y 45 años de edad; el mayor número de los guardias se concentra en el acceso oriente del pueblo, donde la revisión es minuciosa a todos los vehículos tripulados por desconocidos.
Tepalcatepec, el municipio más lastimado por la pugna entre cárteles de Jalisco y Michoacán, es también el pueblo más organizado en esta brigada de autodefensa; se distinguen por vestir camisetas blancas con la leyenda de “Policía Comunitaria”.
A los autobuses de pasajeros les ponen especial atención, “para evitar que se pelen los halcones, puntas e informantes de los Templarios”, dice a reporteros unos de los encapuchados que porta cuerno de chivo con cargador de cilindro, propio para 250 cartuchos calibre 7.62.
En el retén más numeroso abundan los fusiles AK-47, rifles R-15, pistolas escuadra y carabinas M-1; todas estas armas son de uso exclusivo del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana. “Sabemos que portamos armas fuera de la ley, pero es la única forma viable para liberar a nuestro pueblo”, dice el portavoz ocasional de este movimiento autodenominado “Tepalcatepec Libre”.
En Felipe Carrillo Puerto, la comunidad más extensa y habitada del municipio de Buenavista Tomatlán, los rebeldes se denominan “Movimiento por la Paz, la Libertad y el Trabajo”, vigilan todos los accesos, están armados con rifles de asalto y escopetas.
En este poblado donde hay 30 mil habitantes, se dicen hartos porque Los Caballeros Templarios controlaban hasta el precio de los alimentos más básicos: “La tortilla costaba 16 pesos el kilo, cuando su precio real es de 12 pesos cada kilo, los cuatro pesos de más eran para ese grupo armado”, comentó a este corresponsal El Comandante, cabeza visible del movimiento.
El Comandante asegura saber quiénes mataron a sus paisanos en los últimos dos años y justifica el levantamiento en armas, porque quiere proteger a su familia.
“Nosotros decidimos ayudar a la autoridad, porque ellos no pueden solos; cuando venían los soldados o los federales al pueblo para buscar a esos delincuentes, pronto les avisaban y huían; por eso ahora nosotros estamos en comunicación con ellos (Ejército y PF) para llevar a la cárcel a quienes nos tenían sometidos”, comentó El Comandante en entrevista con Excélsior.
La policía municipal de Buenavista no opera porque el mayor número de oficiales fue desarmado por el grupo de autodefensa.