Pedro Duque, el primer español que ha viajado al espacio, es desde hoy el encargado de colocar la ciencia en primera línea política y recuperar uno de los sectores más afectados en España por los recortes durante la crisis económica.
El astronauta, que siempre ha querido regresar a la Estación Espacial Internacional (ISS), ha apostado muchas veces por que España tenga más inversión en I+D+i, con más peso en el crecimiento económico.
Duque (Madrid, 1963) fue premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1999 junto a un equipo de astronautas de la ISS, entre ellos el legendario John Glenn, que había sido el primer astronauta en orbitar la Tierra.
Gran defensor de la divulgación científica dirigida sobre todo a los más pequeños y de que la sociedad en su conjunto haga un esfuerzo por que las chicas estudien carreras científicas y técnicas, este madrileño de 55 años llega al Gobierno español después de que las políticas científicas hayan estado siete años sin ministerio.
Ahora se llamará Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y se trata de una vieja reivindicación tanto de los investigadores como de la mayoría de los partidos, también del ahora gobernante Partido Socialista (PSOE) cuando estaba en la oposición.
Duque llega al puesto con una larga lista de cosas por hacer para acabar con “la sequía y abandono” a la que, según los socialistas, el anterior partido en el Gobierno de España, el conservador Partido Popular (PP), ha sometido a la ciencia: recuperar a 10 mil jóvenes científicos, alcanzar una inversión en ciencia del 2 por ciento del PIB antes de 2020 y disminuir la burocracia son algunas de las prioridades.
El nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades se licenció en 1986 en Ingeniería Aeronáutica por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y durante su carrera se ha empeñado en llevar la ciencia y en particular el espacio a las aulas, a los medios y a las universidades, “porque lo conseguido a miles de kilómetros de la Tierra siempre revierte en la ciudadanía”.
Quienes le conocen destacan de él que cree en la ciencia y la ve como pieza fundamental para el futuro del país.
También subrayan de él que es una persona muy íntegra y que dice siempre lo que piensa, a la vez que estas fuentes recuerdan que ha trabajado tanto en el sector público como en el privado y ha visto la investigación desde los dos lados, teórico y aplicado, teniendo así una visión global de la misma.
El nuevo ministerio “encaja” con su trayectoria, que también ha estado vinculada a la docencia como universitario.
Tras licenciarse en 1986, Duque empezó a trabajar en el Grupo de Mecánica de Vuelo (GMV) y a finales de ese año se incorporó al grupo de Determinación Orbital del Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA), en Alemania.
Después de contestar a un anuncio de prensa y tras superar duras pruebas, fue seleccionado en 1992 para formar parte del primer equipo de astronautas de la ESA.
Inició el aprendizaje en Darmstadt (Alemania), en el Centro Europeo de Astronautas, y más tarde recibió entrenamiento en Moscú (Rusia), en la Ciudad de las Estrellas, y en Estados Unidos, en la NASA.
Entretanto, fue suplente en tierra en el vuelo Euromir de la ESA (1994) y de la misión Spacelab STS-78 de la NASA en 1996.
El 21 de noviembre de 1997 fue confirmado como representante de la misión de la NASA Space Shuttle STS-95 del transbordador espacial Discovery.
Tras recibir entrenamiento en el centro de astronautas Johnson Space en Houston (Texas), viajó por primera vez al espacio en 1998, en una misión de nueve días de duración en la que participaron siete tripulantes: Duque fue el astronauta más joven, y John Glenn (77 años), el más veterano.
En 2003 realizó su segunda misión espacial como ingeniero de vuelo de la nave rusa Soyuz TMA y permaneció diez días en el espacio para cumplir en la ESA la misión Cervantes.
Al año siguiente fue nombrado director de Operaciones del Centro de Operaciones y Asistencia a los Usuarios para España de la ESA, ubicado en la Politécnica de Madrid, en la que fue profesor del curso de libre elección Ciencia y Operaciones en el espacio.
En 2007 presentó a la sociedad Deimos Imaging, una subsidiaria de la compañía canadiense UrtheCast Corp, con un acuerdo de colaboración con el Laboratorio de Teledetección de la Universidad española de Valladolid (LATUV) y que está especializada en satélites de observación terrestre.
Miembro de la Academia Española de Ingeniería, ha recibido multitud de condecoraciones y “honoris causa”.
Aficionado al buceo, la natación y el ciclismo, está casado y es padre de tres hijos, y nunca descartó volver al espacio: depende de la ESA, pero “yo, por mí, voy”, dijo el año pasado cuando entrenaba en la base Aquarius de la NASA a 20 metros bajo el mar.