Por Alejandro Páez Varela
Hace ya meses suena que Pedro Aspe Armella, Secretario de Hacienda con Carlos Salinas de Gortari, es el empresario del momento. Se afirma que prepara un negocio energético que hará palidecer los de Carlos Slim y que, para estos propósitos, tiene comprados de antemano los favores de los cachorros revolucionarios (Luis Videgaray Caso, Secretario de Hacienda; el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Luis Téllez, y hasta el titular de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, etc.). Circula que lleva años sirviéndose con la cuchara grande gracias a los contratos millonarios que le han prodigado los gobierno locales, incluyendo el del Distrito Federal.
Algunos sostienen que para sus nuevos negocios en la administración federal tiene anuencia del Presidente Enrique Peña Nieto; otros señalan que Videgaray tiene manga ancha y paga por su lado los favores que le debe desde hace muchos años a su padrino. Otros dicen que Aspe representa intereses de todo el grupo político que en teoría encabeza el mandatario, pero que atribuyen más bien al señor Salinas. A través de sus empresas de reingeniería financiera, se menciona, Aspe obtiene jugosos contratos con los gobiernos estatales del PRI.
Apenas en septiembre pasado, la Diputada federal Luisa María Alcalde Luján se dirigió desde la tribuna de San Lázaro a un burlón Luis Videgaray Caso. Le recordó cómo las “reformas estructurales” que impulsó en su momento Salinas de Gortari sirvieron para hacer ricos a los amigos del poder, a la generación que bien se representa en Carlos Slim Helú y Roberto Hernández, por ejemplo.
“Usted para entonces estudiaba en el ITAM”, le recordó Alcalde a Videgaray, “donde su profesor de Economía, Pedro Aspe Armella, le ofreció trabajar en la Secretaría de Estado a su cargo. Pasó los últimos dos años de la carrera trabajando como asesor de Hacienda y continuó siguiendo los pasos de su mentor, al estudiar después en MIT, la misma universidad que él. ‘Una continua fuente de inspiración’, dijo usted de Aspe en los agradecimientos de su tesis doctoral. Ya en 1998, cuando regresó a México, Aspe lo acogió como socio en Protego durante más de siete años, tiempo en el que conoció a Emilio Lozoya, otro alumno reclutado por Aspe, hijo del ex Secretario de Energía en los tiempos de Salinas, Emilio Lozoya Thalmann. Se empezaba a perfilar el plan de Aspe respecto al petróleo”.
La Diputada Alcalde agregó al cada vez más molesto Videgaray, sentado a su lado –no sin tener que soportar los gritos de los priistas–: “Hasta que en 2005 llegó su gran oportunidad: nombraron a Enrique Peña Nieto Gobernador del Estado de México y Aspe lo presentó con Peña para que reestructuraran la deuda de la entidad, después de lo cual fue nombrado director de finanzas. Mientras tanto, Emilio Lozoya fungía como uno de los directivos de la filial en México de OHL, un grupo español de concesiones y construcciones”.
Luisa María continuó: “Dos años después coordinó la campaña de Eruviel Ávila y en noviembre de 2011 la de Peña Nieto para poder llegar a ser hoy Secretario de Hacienda. Era sólo cuestión de tiempo para que pudiera poner en acción sus planes, los de Aspe y por supuesto los de Salinas de Gortari”.
Luego, la legisladora de izquierdas cuestionó: “Secretario Videgaray, usted y sus socios planean aprobar esta Reforma Energética con una sola finalidad: hacer negocios. Imagínense –se dirigió a los legisladores, que buscaban a gritos opacar a la joven política–, que un mes y medio después de ser nombrado Lozoya Austin como Director General de Pemex, tan sólo un mes y medio después, Pemex adjudicó de manera directa, sin licitación, la primera fase del gasoducto Los Ramones, un proyecto de mega infraestructura gasífera con un costo de más 2 mil millones de dólares. Ese mega proyecto se le adjudico nada menos que a Sempra, ahora llamada Ienova, ahora dirigida en México por Carlos Ruiz Sacristán, compañero de Lozoya Austin en OHL”.
Concluyó: “¿Quieren saber a qué empresa signó Pemex para llevar a cabo el armado financiero? A Protego, de Pedro Aspe. Ni un mes y medio llevaban Lozoya y usted en el cargo y ya habían llevado a cabo el primer negocio relacionado con el petróleo…”
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Hace tiempo, como digo, se escucha que la administración Peña Nieto tiene empresario favorito.
Podría jurar que, si se abre Pemex, México hará una nueva aportación a la lista de los más ricos del mundo de Forbes: Pedro Aspe Armella. Pero, insisto, todo se maneja a nivel rumores.
Hace ya algunos meses, un amigo periodista en el que confío me contaba de un grupo extranjero dedicado a reingenierías financieras que había enviado a Los Pinos la señal de que se iría de México, no sin antes hacer un escándalo. Se quejaban de la voracidad de Pedro Aspe y sus cachorros revolucionarios. “No hay manera de competir: se quedan con todo. Están haciendo inviable ya nuestra operación en México”, habría dicho uno de los miembros de este grupo.
Mientras, Pedro Aspe ocupa artículos enteros en revistas y publicaciones especializadas; no se guarda: es actor vivo en muchos sectores. Va a eventos públicos oficiales como invitado especial; lo mismo firma un desplegado apoyando la legalización de la mariguana que se hace fotos para revistas con los logos de una de sus marcas estrella, Evercore Partners México. Su nombre suena hasta en el negocio de la privatización de cárceles en el país, junto con otros personajes emergentes del Grupo Atlacomuco, como la joven promesa Carlos Hank González, sí, nieto del célebre profesor.
Aspe Armella es el mismo que anunció de manera anticipada, el 18 de abril de 2012 –recordará la misma Luisa María Alcalde en esa ignorada pero memorable participación–:
“En el sexenio de Peña Nieto van a darse cuatro modernizaciones estratégicas: las reformas laboral, educativa, energética y la hacendaria integral”.
Aspe Armella, el que impulsa en foros privados la Reforma Energética y se dice “indignado” porque “México se siga hundiendo”.
“No es aceptable”, dijo apenas hace unos días sobre el retraso del sector energético mexicano. No es aceptable que no se haga esta añorada reforma.
(Lo que no dijo es que en los mismos meses en los que él se hizo de la Secretaría de Hacienda, Carlos Romero Deschamps, uno de los saqueadores de Pemex, se volvió dirigente sindical).
Qué rendidor ha resultado Petróleos Mexicanos para nuestros políticos. Y, parece, lo seguirá siendo.
Porque allí viene la Reforma Energética, señores. Viene y trae prisa. No veo cómo podrán detenerla. Los poderes fácticos ya tomaron una decisión que se antoja inamovible.
Fuente: Sin Embargo