El presidente Felipe Calderón fue increpado por varios jóvenes durante su intervención en la IX Semana Nacional de Transparencia.
“Asesino, Asesino”, le gritaron en reiteradas ocasiones, además de reprocharle el cuantioso costo de la llamada “Estela de Luz”. La protesta incluyó a la menos un par de pancartas.
En el evento, cuando el presidente presentaba un balance de los avances logrados en diez años de la Ley Federal de Transparencia, del fondo del Salón Alberto del Hotel Hilton, tres jóvenes se levantaron intempestivamente de sus asientos. Con una pancarta que hacia referencia a la “Estela de Luz” empezaron a gritar “Asesino/Asesino”.
De inmediato elementos del Estado Mayor Presidencial se dirigieron hasta ese lugar para sacar a los manifestantes que forman parte del Movimiento #YoSoy132, quienes todavía seguían gritando sus consignas.
Ya afuera del reciento, fue sometido uno de ellos con una llave de candado que inmediatamente lo doblegó hasta que quedó tumbado en el piso.
El estudiante había sido expulsado del salón Alberto de ese hotel, junto con otros integrantes del Movimiento, por cuestionar a Calderón respecto a los mil 300 millones de pesos que costó el referido monumento, así como por los asesinatos “colaterales” de la guerra contra el narcotráfico desplegada este sexenio.
En el salón, los elementos del EMP cercaron a los jóvenes luego de que increparon a Calderón; inmediatamente los sacaron y, una vez en las puertas de ingreso al hotel, sometieron a uno de los estudiantes que cuestionó la opacidad en torno a la Estela de Luz.
El sometimiento se llevó a cabo detrás de una Suburban, la cual fue rodeada por unos 15 elementos del EMP que, en valla, impedían a los periodistas acercarse y tomar fotografías.
Los otros jóvenes lograron dispersarse alrededor del sitio. Minutos después, cuando el joven lloraba, lo levantaron y sujetándolo por las muñecas lo llevaron a la parte lateral del hotel, custodiada en esos momentos por decenas de granaderos, mientras algunos helicópteros sobrevolaban, desde tempranas horas, la zona acordonada y fuertemente vigilada.
Fuente: La Jornada