“Macron, presidente de los ricos” o “Macron, arrogante” eran algunos de los lemas que podían leerse en las pancartas o que coreaban los manifestantes de Montpellier (sur), donde miles de personas, convocadas por los sindicatos CGT y Solidaires, salieron a la calle. En la capital, el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, pidió al gobierno que “deje de tomarnos por imbéciles y nos diga qué quiere”.
Por la tarde estallaron algunos enfrentamientos entre los participantes de la marcha y la policía, que respondió con gases lacrimógenos cuando algunos manifestantes les lanzaron proyectiles. Un grupo de encapuchados vandalizaron la fachada de un hotel y varios escaparates y mobiliario urbano.
Entrevistado por medios de comunicación al margen de su viaje a Berlín, Emmanuel Macron aseguró que tenía “un mandato de los franceses […] que trato de mantener”.
La movilización afectó al sector de la energía, a algunos centros educativos, a los transportes públicos de Niza (sur) y la región parisina y al sector del audiovisual público. Además, cuatro universidades están bloqueadas en protesta contra la reforma educativa que está preparando el Ejecutivo que, según los manifestantes, instaurará una “selección” para entrar en la universidad.