El expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, niega haber cometido ‘jamás’ un acto de corrupción durante el juicio en su contra por corrupción y tráfico de influencias
No he cometido jamás el más mínimo acto de corrupción”, aseguró este lunes el expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en el juicio en su contra que se realiza en París por corrupción y tráfico de influencias.
Sarkozy, presidente entre 2007 y 2012, expresó su “ira” e “indignación” por los cargos de los que se le acusa.
Señora presidenta, permítame decir de manera solemne que he esperado este momento desde hace mucho tiempo (…) No he cometido jamás el más mínimo acto de corrupción”, declaró combativo el exjefe de Estado ante un tribunal de París.
Sarkozy, de 65 años, vestido con un traje oscuro y con un cubrebocas quirúrgico, prometió “responder a todas las preguntas”.
Quiero ser lavado de esta infamia (…) quiero la verdad de los hechos, la verdad del derecho, debo explicarme”, dijo.
En la sala de audiencia, semivacía debido a las restricciones por la pandemia del covid-19, reinaba un silencio sepulcral. En la primera fila estaban sentados dos de los hijos del exinquilino del Elíseo.
Este juicio es inédito ya que Sarkozy es el primer expresidente de Francia en sentarse físicamente en el banquillo de los acusados.
Antes de él, solo Jacques Chirac, su antecesor y mentor político, fue juzgado y condenado por malversación de fondos públicos cometida cuando era alcalde de París, pero debido a problemas de salud nunca compareció ante la corte.
En caso de ser declarado culpable, Sarkozy podría ser condenado a diez años de cárcel y a un millón de euros de multa por corrupción y tráfico de influencias.
‘¿Qué he hecho para merecer esto?’
Sarkozy es sospechoso de haber intentado corromper, junto con su abogado Thierry Herzog, al exmagistrado Gilbert Azibert, cuando era juez en el Tribunal Supremo.
Según la acusación, el exmandatario buscaba obtener informaciones cubiertas por el secreto profesional, e influir en las diligencias abiertas ante la alta jurisdicción relacionada con el caso Bettencourt, sobreseído a finales de 2013.
A cambio, habría ayudado a Azibert a obtener un puesto de prestigio al que éste aspiraba en Mónaco, aunque nunca lo obtuvo.
Este caso, conocido en Francia como el de las “escuchas”, surgió por otro caso que afecta desde hace años al exjefe del Estado, el de las sospechas de financiación de Libia a su campaña presidencial de 2007, que le ha supuesto una inculpación cuádruple.
En el marco de estas investigaciones, los jueces descubrieron en 2014 la existencia de una línea telefónica oficiosa entre el expresidente y Herzog, abierta a nombre de “Paul Bismuth”, el nombre de un viejo conocido de secundaria del abogado.
Las conversaciones interceptadas en esta línea secreta están en el centro del caso. Para la acusación, son la prueba de un “pacto de corrupción”. Para la defensa, se trata de una escucha “ilegal” ya que considera que se ha violado el secreto de los intercambios entre un abogado y su cliente.
Tienen frente a ustedes a un hombre del que se han escuchado más de 3 mil 700 conversaciones privadas”, dijo Sarkozy ante el tribunal.
También denunció un “desenfreno” de recursos desplegados por la justicia en su contra.
¿Qué he hecho para merecer esto?”, dijo.
Retirado de la política desde su derrota en las primarias de la derecha en 2016, Sarkozy sigue manteniendo su influencia en el partido conservador Los Republicanos y es muy popular entre el electorado de derecha.
Después de este juicio, el expresidente tiene otra cita judicial el próximo año: el proceso del caso Bygmalion sobre los gastos de la campaña para la elección presidencial de 2012.
Fuente: AFP