La adhesión de la periodista Carmen Aristegui a la plataforma Méxicoleaks fue el pretexto para que su patrón, el Grupo MVS, desatara contra ella una campaña de descalificación y hostigamiento. La empresa alegó que ella usó sin permiso el nombre del consorcio de la familia Vargas. Y luego vino el despido fulminante de dos de los principales reporteros del equipo de la periodista. Pero estos manotazos de censura deben colocarse en el contexto de la próxima licitación de una red compartida a la cual aspiran los dueños del grupo radiofónico, aunada a los enconos oficiales que despertó la divulgación del “caso Casa Blanca”.
El domingo 15 de marzo, MVS Radio despidió a Carmen Aristegui (dar clic para ver la nota).
Por Jenaro Villamil
A unos cuantos días de que Eduardo Sánchez, ex abogado general de Grupo MVS, asumiera las funciones de coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia, la empresa de Joaquín Vargas inició una escalada contra Carmen Aristegui y su equipo de investigación, el mismo que reveló el escándalo de la Casa Blanca del primer mandatario Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera.
El acoso se inició como una reacción airada de la empresa contra la presentación de la nueva plataforma digital Méxicoleaks.
En desplegados a página entera en la mayoría de los periódicos capitalinos y con spots en sus propios espacios informativos, Grupo MVS afirmó el miércoles 11 que no forma parte de Méxicoleaks y calificó “no sólo como un agravio y una ofensa, sino un engaño a la sociedad”, el uso de su marca.
El jueves 12 se difundieron más desplegados y spots de Grupo MVS donde corrigieron su posición original: “La plataforma Méxicoleaks no es el problema”, afirmaron. El conflicto obedece a que “es inaceptable” que “algunos de nuestros colaboradores comprometan y dispongan de recursos y marcas de la empresa para realizar alianzas, sin conocimiento y la autorización de la administración.
“El problema obedece y se limita a la disposición indebida de recursos, marcas y facultades de la empresa”, afirmó Grupo MVS. El texto no mencionaba a Aristegui ni a sus colaboradores, pero la alusión era evidente.
En menos de 48 horas MVS decidió despedir —al mediodía del jueves 12— a los reporteros Daniel Lizárraga e Irving Huerta, ambos de la unidad de investigaciones especiales del equipo de Carmen Aristegui, con el argumento de la “pérdida de confianza” y “el uso indebido de nuestros recursos humanos tecnológicos y materiales”.
Aristegui no fue notificada ni consultada antes sobre los desplegados ni sobre el despido de los dos periodistas que realizaron el trabajo de investigación en torno al escándalo de la Casa Blanca, revelado en noviembre de 2014, y otros asuntos importantes, como el seguimiento de la matanza de Tlatlaya y el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Desde su cabina radiofónica, Aristegui respondió primero con extrañeza ante la hostilidad de MVS. Ningún encuentro entre Joaquín Vargas y ella se produjo en ese contexto. La conductora consideró el jueves 12 que el caso Méxicoleaks era un “conflicto artificial” para forzar una ruptura o una salida del espacio noticioso.
El ombudsman de MVS, Gabriel Sosa Plata, emitió un posicionamiento público de 10 puntos, en el cual consideró que “sí se debió solicitar autorización” de los directivos del grupo para el acuerdo con Méxicoleaks, pero criticó la campaña mediática calificándola de “mecanismo de presión inédito de una empresa hacia algunos de sus propios periodistas y conductores que podría afectar su desempeño periodístico”.
Sosa Plata exhortó a directivos de MVS Radio y al equipo de Aristegui a “retomar el diálogo, evitar las descalificaciones y dar solución pronta al uso de la marca y el establecimiento de alianzas estratégicas”.
TEMA DE INTERÉS
El tono de la respuesta de Aristegui cambió el viernes 13 en su emisión radiofónica. Tras conocerse la salida de Lizárraga y Huerta, la periodista rechazó “categóricamente” el despido de sus colaboradores. Hizo un llamado a MVS para que “los reinstale voluntariamente” y advirtió: “Todo parece indicar que hay una clara intención para que esto se convierta en un conflicto interno, de manera artificial, y con unas preguntas sin contestar”.
Aristegui subrayó que este despido “contraviene seriamente el acuerdo fundamental, de carácter contractual, entre MVS y yo”, haciendo alusión al contrato de autonomía e independencia editorial que firmó en 2009 con la empresa.
“No es tiempo de sometimientos, no es tiempo de aceptar regresiones… No tenemos derecho a aceptar lo que parece ser ya no un aroma, sino un vendaval autoritario de regresiones en el mapa nacional con capítulos que aquí hemos abordado muy ampliamente, como lo que acaba de pasar en la Suprema Corte”, sentenció Aristegui, en relación con las críticas por la elección de Eduardo Medina Mora como ministro de la Suprema Corte.
En ese momento el acoso a Aristegui y a sus colaboradores ya era tema de interés en los medios internacionales y en las redes sociales. En menos de dos días se juntaron más de 135 mil firmas en la plataforma Change.org con la frase #EnDefensaDeAristegui. En Twitter más de 250 mil menciones a este hashtag lo convirtieron en trending topic. The Washington Post, The Wall Street Journal, Telesur y agencias internacionales mencionaron el caso como un diferendo por la plataforma Méxicoleaks y destacaron que MVS despedía al equipo que dio a conocer el escándalo de la Casa Blanca.
“Lógica mexicana: descubrimos conflictos de intereses en la compra de tres casas. ¿A quiénes despiden en México? A quienes lo descubrieron”, escribió el periodista de Univisión Jorge Ramos en su cuenta de Twitter.
El jueves 12 por la tarde, decenas de jóvenes y activistas protestaron con chayotes frente a las instalaciones de Grupo MVS. “Es censura”, escribieron en la calle reclamando la reinstalación de los reporteros despedidos.
Durante la protesta, los manifestantes notaron la presencia entre ellos de Javier Tejado Dondé, vicepresidente de asuntos informativos de Televisa, el mismo personaje que encabezó la campaña para sacar a Carmen Aristegui de W Radio en enero de 2008 (Proceso 1627).
Increpado y cuestionado por los manifestantes, Tejado Dondé sólo atinó a decir que él estaba ahí “de paso”, pues se dirigía a una consulta médica, hecho registrado en un video que circula en internet.
EL ‘ALINEAMIENTO’ DE MVS
La respuesta de la empresa de Joaquín Vargas a las preguntas y demandas de Aristegui y a las protestas en las redes sociales no fue la reinstalación de los periodistas ni el diálogo con la conductora, sino la emisión de 16 nuevos “lineamientos” aplicables a la relación entre Noticias MVS y los conductores de sus emisiones informativas. De acuerdo con el documento, publicado en el sitio oficial de MVS Radio, a partir del lunes 16 se centralizará la contratación de personal adicional, de unidades de investigaciones especiales y los conductores deberán abstenerse “de comprometer acciones y recursos de la empresa sin contar con visto bueno y autorización previa de la misma, a través del director de noticias”.
Los “lineamientos” de la empresa anunciaron la contratación de “empresas especializadas” que llevarán a cabo “una valoración periódica de todas aquellas secciones, investigaciones, mesas de debate, comentaristas, etc. con las que cuenta cada una de las emisiones”.
MVS anunció que prescindirá de corresponsales extranjeros y la cobertura se llevará a cabo “vía agencias internacionales, que darán servicio a todas las emisiones noticiosas de la empresa”. Este punto implicará el despido de la corresponsal en Washington, Dolia Estévez, quien mantuvo una cobertura crítica del papel de Eduardo Medina Mora como embajador en Estados Unidos en casos como Rápido y Furioso.
Se prohíbe utilizar algún contenido producido o generado en MVS “en ningún otro medio o plataforma” y “ningún conductor de noticias podrá promover medios o plataformas ajenas a MVS en los espacios que corresponden a sus emisiones”, en clara alusión a la cobertura on line y a las colaboraciones de Aristegui.
El punto 14 de los lineamientos afirma que “la empresa y sus conductores no representan a ningún partido político, grupo beligerante, ni protegen intereses de organizaciones, asociaciones, movimientos políticos, sociales o gobiernos”.
CASO DE CENSURA
Para la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) estos lineamientos constituyen “un caso de censura”.
“La Amedi considera preocupante el curso que ha tomado este diferendo, por el contexto de los hechos y por las consecuencias que tiene ya el día de hoy con el despido de dos periodistas y el intento de imponer ‘lineamientos’ con los que se pretende desdibujar la independencia editorial de los periodistas que colaboren en MVS, quienes no podrán realizar ninguna investigación sin pedir antes autorización e, incluso, deben firmar que no ‘representan’ a ningún ‘grupo beligerante’”, afirmó la agrupación en su comunicado del viernes 13. La Amedi lanzó varias preguntas a raíz de esos “lineamientos”: “¿Considera MVS que el espacio de Carmen Aristegui promueve o representa grupos ‘beligerantes’? ¿MVS considera que no deben darse a conocer en sus noticiarios posturas de movimientos sociales o movimientos políticos?”.
La agrupación, presidida por Agustín Ramírez, advirtió que tales medidas constituyen “un enorme retroceso que inhibe y sanciona la libertad de expresión y un lamentable regreso a las peores prácticas autoritarias en contra de nuestros derechos humanos fundamentales, la transición hacia la democracia, así como a la pluralidad de contenidos que mandata la reforma constitucional”.
Consultados por Proceso, distintos especialistas y observadores coinciden en que estos “lineamientos” de MVS son muy similares a los que en 2008 pretendieron imponer Televisa y Grupo Prisa en la estación W Radio, antes de la salida de Carmen Aristegui de aquella compañía.
En aquella ocasión, W Radio decidió suspender abruptamente el contrato que mantenía con Aristegui bajo el pretexto del “proceso de renovación, actualización y expansión” de la estación y de “un nuevo modelo de organización y trabajo”.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 2002, ya en circulación)