Por Mariana Gallardo
Nunca he recorrido el final del arcoíris. Siempre me he preguntado si en efecto hay ahí una olla de oro, pero con toda honestidad, jamás podré saberlo. Se lo dejamos a Dorothy.
Tampoco he sido una viajera trotamundos. De esas que cargan sus pertenencias en una maleta de 80 kilos sobre la espalda y coleccionan recuerdos de cada lugar que visitan.
Lo que sí hice fue lanzarme unos días en año nuevo del 2012 a recorrer la Ruta Puuc, cerca de la ciudad de Mérida, “la Blanca”, en el ilustre estado de Yucatán. Justo en esos días del Querido FindelMundo que jamás llegó, el muy hijo de su madre, y tanta publicidad que se le armó. Me gustaría saber quién ganó con tanta mercadotecnia. Los hippies serán muy lo que queramos tacharlos, pero tontos mi madre. Ningún publirrelacionista lo habría hecho mejor.
Supongo que en Palenque se armaron las entradas VIP, los libros sobre el tema se vendieron a granel, aunque los ensayos que afirmaban que se extinguiría la vida en el planeta ahora dan pena ajena. Quizá los autores huyeron al Polo Norte, por tramposos.
Total que aquí estaba yo en ese recorrido con mochila al hombro –tapete de yoga incluido, por supuesto, jamás utilizado–, rodeada de un montón de viajeros, sin discriminación de edad. Españoles sin crisis, alemanes con dinero pero pantalones desgarrados, belgas que se creen muy idem, franceses un poco más “aromáticos” que lo usual, mexicanos de todas las razas y etnias, recorriendo nuestro país, de hostal en hostal.
Fue allí donde me enteré del Rainbow Gathering o Reunión del Arcoíris.
Quedé muy intrigada por el tema y pregunté más al respecto. Resulta que este festival o reunión inició en los años 70.
Se componen de una afiliación internacional de personas que tienen un objetivo común: buscar la paz y el amor en la Tierra. Suena a Miss Universo, pero creo que en el fondo está muy bueno su proyecto. Ojalá tuvieran un programa de implementación real con indicadores. O sea, necesitan reclutar un par de chicos ITAM, un Videgaray hippie, si tal cosa fuera posible.
Los que participan a veces se refieren al grupo simplemente como la “Familia”. Ellos por supuesto, no la relacionan con la de Michoacán. No hace falta, sus mantas son de amor y paz.
No hay líderes oficiales o estructura, no hay voceros ni afiliación formal. En sentido estricto, los únicos objetivos son fijados por cada individuo, ya que ninguno puede pretender representar a todos los colores del arcoíris en palabra u obra. Sabia lección de tolerancia.
¿Suena hippie? Un poco. Básicamente es una reunión de hippies. No tienen un aviso formal, van eligiendo el lugar poco a poco y la comunicación es escasa, hay que rastrearla si usted quiere asistir a
uno de estos eventos. Es gratis, por cierto. Una de las más épicas fue justo la que me perdí por no haber salido antes de vacaciones (mi pequeña queja), a las ruinas mayas. Todo ese mito tiene un sustento, según esta organización no formal.
Me encontré un post de un hippie, y no es una señalamiento peyorativo que es un estilo de vida, que explica la tremenda alineación de astros y energía que pasó y nos perdimos la mayoría.
“El Encuentro Internacional del Arcoíris en su versión 2012 se llevó a cabo en Palenque, México, en las ruinas mayas durante todo el mes de diciembre. Cada 11 años las polaridades del Sol no fluctúan físicamente, sino por la gravedad, que envía una “eyección de masa coronal”, que muchos conocen como storm solar, en una dirección aleatoria generalmente hacia planetas con una masa mayor.
Teniendo en cuenta que el 21 de diciembre de 2012, el Sol, la Tierra, Saturno y Júpiter se alinearon con nuestro sistema solar en el centro de la Galaxia provocaron una reacción global en cadena proyectando una metralla coronal masiva del sol directamente hacia la Tierra.
Teóricamente hablando, en el centro de cada galaxia hay un agujero negro que sostiene la composición material de la misma. ¿No es emocionante que la mayoría seremos parte de un todo?”.
Vaya usted a saber, como persona común y corriente, qué diablos significa la mitad de las palabras.
Y ya en plena promoción publicitaria nos comunican que habrá cascadas amazónicas, árboles frutales silvestres, ancianos mayas y probablemente muchos otros nómadas que han emigrado allí por curiosidad de este tan profetizado fenómeno.
Y finaliza con un lindo: “Sinceramente los animamos a asistir”.
Esta vez cierro sin frase. Todas las relacionadas a la palabra arcoíris eran cursis y sin autor. Es decir, que no me fío mucho.
@mariagpalacios
PD. La próxima es en el Parque Nacional Ocala, Florida. Nos perdimos la de las Islas Canarias y la de Chile. Se ve buena y es gratis. La localización exacta se publica sin fecha definida y nos dicen que no hagamos caso de las cancelaciones.
Fuente: Sin Embargo