La compañía espacial SpaceX suspendió el domingo el lanzamiento del observatorio de espacio sideral, un satélite climatológico.
El conteo fue detenido en la marca de 2:30 minutos en Cabo Cañaveral, Florida, debido a un problema con el sistema de rastreo del cohete. Al mismo tiempo, SpaceX trataba de resolver un asunto con el cohete mismo.
SpaceX planeaba hacer un lanzamiento y un aterrizaje sobre una plataforma oceánica con pocos minutos de diferencia entre sí. La empresa de California podría intentarlo de nuevo en una fecha tan próxima como el lunes.
El principal objetivo de la compañía es lanzar el Observatorio Climatológico del Espacio Sideral, del gobierno estadounidense, para monitorear las erupciones solares.
El observatorio está diseñado para observar las emisiones solares que pueden afectar la vida en la Tierra. La NASA, la Administración Nacional para los Océanos y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) y la Fuerza Aérea aunaron esfuerzos para esta misión de 340 millones de dólares.
La prueba de aterrizaje cancelada el domingo sería la segunda del SpaceX. Un intento del mes pasado terminó en un desastre, con el incendio del cohete.
El intento “cercano pero infructuoso” del 10 de enero fue causado por una cantidad insuficiente de fluido hidráulico. SpaceX agregó fluido adicional para el intento de aterrizaje del domingo por la tarde, pero el propulsor regresaría más rápido en esta ocasión debido a su trayectoria particular.
El Observatorio del Clima Espacial es la versión revitalizada de la nave de observación de la Tierra concebida a finales de la década de 1990 por el entonces vicepresidente Al Gore. En ese entonces se le llamaba Triana, en honor al marinero que observó tierra en la famosa travesía de Cristóbal Colón.
Sin embargo, el programa Triana fue suspendido y la nave se almacenó en 2001. Fue puesta a prueba siete años después y renovada para esta nueva misión de 340 millones de dólares conocida como DSCOVR, un esfuerzo conjunto de la NASA, la NOAA y la Fuerza Aérea.
DSCOVR viajará al llamado punto Lagrange, o L1, un lugar a 1.600 millones de kilómetros (un millón de millas) de la Tierra y a 148 millones de kilómetros (92 millones de millas) del sol, donde los campos gravitacionales son neutralizados.
La nave observará la Tierra desde este punto estratégico y los científicos esperan imágenes “espectaculares” de nuestro planeta. Sin embargo, el objetivo principal será monitorear las erupciones solares que pueden interrumpir las comunicaciones y la energía en la Tierra.
Una vez que DSCOVR vaya en camino, el propulsor principal del cohete SpaceX Falcon se dirigirá a la plataforma oceánica en un intento de aterrizaje vertical unos nueve o 10 minutos después del despegue.
La plataforma, más pequeña que un campo de fútbol y apodada “sólo lee las instrucciones” por el multimillonario fundador de SpaceX y su director general, Elon Musk, estará estacionada a unos 595 kilómetros (370 millas) de la costa. Nadie estará a bordo de la embarcación no tripulada; personal de Space X estará a salvo a unos 40 kilómetros de distancia (25 millas) en una embarcación de recuperación.
Fuente: AP