Se presume que el padre de El Quijote está enterrado en la iglesia de las Trinitarias de Madrid
Los técnicos que buscan a Miguel de Cervantes en la iglesia madrileña de las Trinitarias, donde se cree que fue enterrado, comenzaron este sábado con la fase antropológica y forense que tratará de localizar sus restos óseos.
Se prevé que los trabajos duren menos de dos semanas, según explicaron los investigadores Luis Alvial, Almudena García Rubio y Francisco Etxeberria en una rueda de prensa ofrecida en el Ayuntamiento de Madrid, y comienzan después de que el pasado fin de semana se preparase para ello la cripta de la iglesia, de unos diez metros de largo y 5,60 de ancho, y se tomaran muestras con georradar.
Fue entonces cuando se descubrió que en el subsuelo, a una distancia aproximada de 0,90 metros, hay puntos de enterramiento desconocidos hasta ahora y que se van a excavar a partir de hoy junto con los 36 nichos cuya existencia sí se conocía, indicó el georradarista Luis Avial.
La arqueóloga Almudena García Rubio detalló que los técnicos procederán a leer las inscripciones de los nichos, verán qué contienen con cámaras microscópicas y en los casos interesantes se extraerán los restos para analizarlos en el laboratorio en la misma cripta.
“Empezaremos con una sepultura en el suelo que se veía cedida y con los nichos que están sin pintura, a la izquierda de la pared, que están más deteriorados”, indicó la arqueóloga García Cid.
Nadie puede certificar que el padre del Quijote yazca en la cripta porque en el subsuelo de la iglesia hay otros tres puntos de enterramiento cuyo estudio se ha pospuesto para una siguiente fase, pero lo cierto es que el hallazgo de las nuevas sepulturas suscita optimismo entre los investigadores.
“De repente tenemos un hallazgo que antes no estaba y que nos hace reinterpretar la lectura de las fuentes: las baldosas podrían ser compatibles con la época que nos interesa”, indicó García Cid, quien agregó que pudieron asomarse a una de esas sepulturas y ver “restos de un féretro muy descompuesto”.
Esos puntos de enterramiento —“se ven tres o cuatro con claridad”, según la arqueóloga— parecen ubicarse en el trazado de la iglesia original, la que estaba en pie en 1616 cuando murió Cervantes y que es distinta a la planta actual (correspondiente al trazado de la reforma de finales del siglo XVII). No se habían descubierto porque sobre ellos había estanterías de madera que llegaban hasta el techo. A medida que los arqueólogos vayan extrayendo material, los forenses irán recibiéndolos y analizándolos en dos mesas instaladas dentro de la cripta.
Fuente: La Razón/ EFE