No dice «adiós», pero no deja de ser una despedida. Porque, salvo imprevistos, Angela Merkel habló en el Parlamento por última vez como canciller. Lo hico como jefa de gobierno, y como encargada de la campaña electoral. En «los tiempos más difíciles, las elecciones al Bundestag del 26 de septiembre son una decisión sobre el rumbo que dará nuestro país».
Los ciudadanos podrían, según ella, inclinarse por un gobierno que acepta el apoyo del partido La Izquierda con el SPD y los Verdes, o que al menos no lo excluye. Esa alusión de Merkel a una coalición rojo-rojo-verde, que según las encuestas actuales es matemáticamente posible, fue interrumpida por los diputados del partido de extrema izquierda con comentarios burlones. «¡Sólo digo la verdad!», replica la canciller. Y alaba a su posible sucesor, Armin Laschet. El candidato de su propio partido, la CDU, formaría un gobierno federal «que conduciría a nuestro país hacia el futuro con moderación y equilibrio».
«¡Avergüéncense!», se escucha desde las filas de los diputados de La Izquierda. «¡Madre mía, qué alboroto!», replica Angela Merkel y dice que es miembro del Bundestag desde hace más de 30 años y que no sabría dónde, si no es en ese lugar, donde se deberían discutirse estas cuestiones. «¡Esto es el ventrículo de la democracia y esto es exactamente lo que se discute aquí!». Merkel rara vez se ha mostrado tan emotiva en el Parlamento.
Pero también hay mucho que perder: según los sondeos, la CDU y su partido hermano, el bávaro CSU, están en peor posición que nunca, con un 20 por ciento de votos. Tras 16 años con Angela Merkel como canciller, los conservadores podrían acabar en la oposición. Así que una vez más se habla de la «decisión fundamental», que no solo se refiere a la política exterior, la OTAN y Europa, sino también a las decisiones tangibles de política económica y fiscal, «que decidirán el futuro de este país».
Olaf Scholz, candidato a canciller de los socialdemócratas (SPD), comienza hablando de la pandemia del coronavirus: el gobierno, los diputados y los ciudadanos tuvieron que enfrentarse al mayor reto del país reunificado.
«Nos hemos mantenido unidos como país, pero también nos hemos mantenido unidos como gobierno». Y por eso, al final de esta legislatura, le quiero decir: «¡Muchas gracias por su colaboración, doctora Merkel!”
CANDIDATA VERDE
Annalena Baerbock, del partido verde alemán Los Verdes, también quiere conquistar la cancillería federal en Berlín. Ella también subraya que las elecciones federales son una elección de importancia fundamental. ¿Por qué? «Porque se decidirá si el próximo gobierno federal puede seguir influyendo activamente en la crisis climática o no». Acusa a la coalición negro-rojo (CDU y SPD) de haber hecho muy poco por el medio ambiente. En concreto, critica la fecha de 2038 como un «tardío» abandono de la producción de carbón.
CONSERVADOR
Justo después de Annalena Baerbock, el candidato de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Armin Laschet, sube al podio. No es miembro del Bundestag, pero como jefe de uno de los estados federados puede asistir a las sesiones del Parlamento alemán. Armin Laschet describe la era Merkel, que está llegando a su fin, como «16 buenos años para Alemania».
OTROS PARTIDOS
Aparte de los Verdes, los partidos de la oposición solo tienen un papel secundario en este debate. La Alternativa para Alemania (AfD), los liberales del FDP y La Izquierda no tienen ninguna posibilidad de ocupar la cancillería en el primer gobierno después de Angela Merkel. Pero, a excepción de la AfD, todos pueden tener más o menos esperanzas de formar parte de la futura coalición.
Fuente: TN24