Por Carlos Murillo González
Se ríen de mí por ser diferente,
yo me río de todos por ser iguales
Kurt Cobain
En la página en red del periódico juarense El Diario, puede verse el video titulado “El negocio de la limosna”, un reportaje donde de manera confusa y prejuiciosa se condena a la mendicidad citadina metiendo en el mismo saco a artistas urbanos, mendigantes y charlatanes. Es tan obvio el desprecio a esta forma de vida, que inmediatamente se nota el trasfondo para justificar la criminalización de la sociedad fomentando el odio de clase.
La historia es más larga: es la nota principal a primera plana de la edición en papel del domingo 17 de marzo del 2013. Un largo recorrido con entrevistas, reflexiones y disertaciones alrededor del dinero (de cuánto ganan y cuánto trabajan al día los actores sociales antes mencionados) siempre bajo la sospecha de estar cometiendo engaño o delito. Lo interesante es cómo se juega con el maniqueísmo dividiendo entre un lector(a) seguramente más identificado con la persona honesta y trabajadora, tal vez de clase media empleada o pequeña emprendedora que seguramente paga sus impuestos y hasta vota, encargada de “dar limosna” a estos oficiantes, protagonistas de una historia donde aparecen como personajes de cuidado. En ningún momento se critica o explica el modelo económico que hace posible este fenómeno, pero sí se señala a las y los vivillos o vividores(as) de la mendicidad, la acrobacia y el arte, por “enriquecerse” a costa de sus patrocinadores.
Este tipo de reportaje es sólo una muestra del carácter predominantemente conservador de los medios noticiosos de Ciudad Juárez (incluyendo radio, prensa y televisión) repletos de noticias de este tipo, donde incluso se da trato despectivo o se minimizan ciertos temas, como el feminicidio, la contaminación de la empresa Asarco o el despojo de la tierra en Lomas de Poleo, mientras ciertos otros actores que no encajan en el modelo ideal de la sociedad de clases donde vivimos (activistas, izquierdistas, pobres, indígenas, jóvenes y mujeres, entre otros) se convierten en blanco de intolerancia y difamación.
Artistas por necesidad.
El desprecio por el arte urbano, ambulante, popular o contracultural expresado por El Diario, es una forma de prejuicio social hacia aquellas personas distintas a la “normalidad” que impone el régimen político-económico-social y religioso. Este tipo de noticias no respeta la libertad individual y denigra la actividad artística haciéndola aparecer ante la opinión pública como labores de gente sin oficio y mal intencionada. Nada más ajeno a la realidad. Si bien es cierto que ni todas las personas mendigante son honestas, ni todos las/los artistas son virtuosos, también y por lo mismo, es preciso diferenciar entre ambos y el reportaje no hace sino resumir que todo el heterogéneo mundo del arte como actividad económica, fuera de la maquila, los servicios y la burocracia estatal, no tiene valor y hay que rechazarlo.
Trabajadores/as del arte.
Cierto que a nadie le gusta ver, por ejemplo, a niños(as) en la calle tocando el clarinete y la tarola mientras los papás pasan el sombrero a la gente, pero no es condenándolos como se va a solucionar el problema. No toda la gente desarrolla el talento o se atreve a expresarse a través del arte y muchos/as artistas han comenzado sus carreras en la calle. A diferencia de otras profesiones y trabajos, El/la artista crea, no produce y de su arte brota el reconocimiento social, pues provoca a salir de la cotidianidad. No se puede vivir sin arte y sin belleza, sería como se dice, “comer sin hambre” o “hacer el amor sin ganas”. Las y los artistas callejeros cumplen una función social importante, además de evitar aumento del ejército industrial de reserva con sus negativas consecuencias (desempleo y crimen) cosa que para nada se toca en el reportaje.
Bob Dylan, Edith Piaf, Francisco Charro Avitia y Juan Gabriel, son algunos artistas callejeros que hoy son leyendas. Actualmente en cualquier pueblo y ciudad del mundo puede uno conocer la gran variedad de artistas de todo tipo (gráficos, musicales, circenses, mimos…), ¿por qué Ciudad Juárez debería ser la excepción? Es reprobable la posición de este medio informativo hacia este grupo social, por que ocasiona una doble marginación del arte urbano por el hecho de serlo: la primera por la condición de clase que ofrece el capitalismo, pues sólo reconoce ciertos tipos de arte; la segunda por intentar poner a la opinión pública en contra de una actividad tan legítima y hasta más honesta que el comercio. Por lo menos los artistas de la calle no lucran con el morbo ni denigran sexualmente a la mujer como hace el P.M., el otro periódico de la misma editora de El Diario creado para consumo popular sin ayudar en nada en elevar la moral de las personas.
Sería interesante que El Diario, haciendo gala del prestigio ganado en años recientes a consecuencia de los asesinatos a sus periodistas, hiciera un reportaje sobre la forma de vida de los políticos; por ejemplo, yendo más allá de lo que hace el proyecto de monitoreo de Regidor19 http://www.pactoporjuarez.org/vigila/regidor-19/ y entrevistar directamente a las y los regidores del cabildo local, de quienes mucha gente incluso ignora su existencia. ¿A poco no sería más interesante para sus lectores ver en un video cómo reaccionarían estos personajes cuando él o la reportera les preguntase sobre cuánto tiempo real trabajan, cómo gastan el dinero de la ciudadanía y cuáles otros beneficios tienen a parte de su jugoso sueldo, en vez, por ejemplo, de chacotear en sus editoriales sobre los chismes de pasillo de la presidencia?
Este es el link para ver el video sobre “El negocio de la limosna”:
http://diario.mx/Diariotv/v/2013-03-14_f97f0bbe/el-negocio-de-la-limosna/