El presidente, Andrés Manuel López Obrador firmó hoy el decreto mediante el cual se pone fin al sistema carcelario instalado en las Islas Marías para convertirlo en un centro cultural, desarrollo de las artes y estudio del medio ambiente.
Con esta determinación, dijo, se pone fin a la historia de un modelo carcelario que implicó historias de castigos, torturas y violación de derechos humanos.
Ubicada en la Isla Madre, desde 1905, bajo el régimen de Porfirio Díaz, la prisión se concibió como destino de presos de alta peligrosidad o bien de quienes fueron recluidos por sus ideas políticas.
López Obrador recordó la larga estancia que tuvo en ese penal el escritor José Revueltas, lo cual le permitió escribir la novela Los Muros del Agua. El centro cultural llevará el nombre del autor duranguense.
El mandatario dijo que poner fin al esquema penitenciario de la isla es una decisión llena de simbolismo, porque pone fin a una era donde se utilizó como un esquema de castigo a los reos. Señaló que en la actualidad hay 656 presos en la isla, de los cuales 200 de ellos serán liberados por cumplir ya con los requisitos de ley que les permite recuperar su libertad.
Los otros 400 presos serán reubicados en penales cercanos a sus domicilios para que terminen de purgar su condena. Asimismo, el personal administrativo será reubicado en otros penales federales.
Si bien Revueltas fue el reo más más conocido por su trayectoria literaria, en la historia del penal cuenta con otros personajes conocidos, como Concepción Acevedo de la Llata, La Madre Conchita, convicta como autora intelectual del asesinato de Álvaro Obregón.
Al referirse al futuro destino de la Isla Madre, López Obrador destacó que esta determinación está en coincidencia con el abandono a nivel mundial de un esquema que rigió muchos años de crear islas para recluir a presos políticos, como fue el caso de Nelson Mandela.
De acuerdo a la estadística actual sobre la población de los penales federales, existen 41 mil espacios disponibles, en los cuales en la actualidad hay 19 mil reos, por lo que no hay problemas de saturación.
Fuente: La Jornada
