A unas horas de los comicios para elegir al próximo presidente de Colombia de entre el izquierdista Gustavo Petro y el empresario Rodolfo Hernández, el país vive un clima de alta tensión por lo cerrada que se anticipa la contienda, por el enconado debate político en la recta final de la campaña y por las dudas sobre la imparcialidad de la autoridad electoral.
Petro, candidato de la coalición progresista Pacto Histórico, denunció esta semana que la Registraduría Nacional, entidad encargada de organizar las elecciones, se ha negado a que se audite el software de escrutinio aduciendo que es propiedad de una empresa privada, lo que le genera “serias dudas” sobre la transparencia del proceso.
Además, el registrador nacional, Alexander Vega, es un cuestionado abogado vinculado a los partidos políticos tradicionales y, en los comicios legislativos de marzo pasado, varios sectores pidieron su renuncia cuando falló el sistema de preconteo de votos, en detrimento del Pacto Histórico, al que le debieron reponer 11 curules luego del escrutinio.
Con esos antecedentes, Petro ha sostenido que solo aceptará los resultados de la elección presidencial de este domingo 19 de junio si estos “son transparentes”. Si advierte irregularidades, acudiría a las instancias y procedimiento contemplados en la ley.
Técnicos del Pacto Histórico encontraron que el software que Vega se niega a auditar agregaba o quitaba votos a favor de determinados candidatos.
Con el sistema electoral en entredicho, y con una dura campaña de las elites políticas y empresariales de Colombia para que Petro, un exguerrillero crítico del establecimiento, no llegue a la Presidencia, en el país prevalece una tensa calma en espera de una jornada electoral que se anticipa muy cerrada.
“Hay mucha tensión, es evidente, y todas las encuestas que conocemos indican que esto se va a decidir voto a voto, por un margen muy estrecho”, dice el abogado e investigador de asuntos públicos de la Universidad Nacional, Juan Carlos Valencia.
El ponderador de encuestas del portal La Silla Vacía, que hace una medición con base en sondeos de diferentes firmas y de acuerdo con la capacidad predictiva de cada una de ellas, indica que el sábado 11 –último día para divulgar estudios de opinión– Petro tenía el 47.2% de las preferencias, mientras que Hernández el 46.5%, para un virtual empate técnico.
La encuesta Invamer, una de las más acertadas en Colombia, arrojó un resultado muy parecido, con 48.2% de intención de voto para Hernández y 47.2% para el candidato izquierdista.
Estos números tan estrechos, asegura Valencia, “pueden dar lugar a un conflicto poselectoral, y lo que todos esperamos es que, si eso ocurre, el conflicto se dirima en el marco de las instituciones, con la tramitación de los recursos que prevé la ley”.
Petro insiste en que cualquier eventual impugnación a los resultados electorales la haría a través de conductos legales, mientras que Hernández y sus seguidores piden al candidato del Pacto Histórico que se limite a aclarar si respetará los resultados electorales.
Fuente: Proceso
