Alsea, entre el desplome y la ira colectiva por Covid-19

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A grupo Alsea le salió caro dar a conocer su programa de “licencia voluntaria” por 30 días, sin goce de sueldo, a sus empleados que se acogieran al mismo ante la pandemia del Covid-19: las acciones de la empresa en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cayeron 8.37% el mismo día del anuncio, el 23 de marzo, y despertó la ira de un sector de población por su insensibilidad, después de que la empresa registró utilidades netas por mil 081 millones de pesos en 2019.

Fundada en 1990 por los hermanos Alberto y Cosme Torrado Martínez, la firma que cuenta con un portafolio multi-marcas integrado por Domino’s Pizza, Starbucks, Burger King, Chili’s. F. Chang’s, Italianni’s, The Cheesecake Factory, Vips, entre otros restaurantes, inició sus actividades en el negocio restaurantero cuando adquirió la franquicia maestra de Domino’s Pizza en México.

En 1999 emitió su oferta pública inicial en el mercado de valores y años más tarde, en 2015, ya tenía dos líneas de negocio: Alsea México y Alsea Internacional. A través de esta última, opera en otros países de América Latina, así como en España, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda.

Alsea presume en su web que cuenta con varios sellos que avalan su sustentabilidad como el de “Empresa Socialmente Responsable (ESR)”, el de Dow Jones Sustainability Indices, el Pacto Mundial de la ONU y el programa Va por mi cuenta, para alimentar a niños. Ninguno de los responsables de los programas y certificaciones se ha pronunciado al respecto de la decisión del grupo.

Tampoco lo han hecho, al menos públicamente, los accionistas o tomadores de decisiones de la empresa, como la familia Torrado, los varios fondos de inversión o los 11 hombres y la única mujer que forma parte de su consejo de administración.

Alberto Torrado Martínez es un hombre conectado: Además de ser el presidente del Consejo de Administración de Alsea, es miembro del Consejo de Administración del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), consejero independiente de Banco Santander, así como de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

En el reporte de la bolsa del cuarto trimestre de 2019 afirmó que tenían 4 mil 310 unidades de negocio y que uno de los factores de riesgo para la empresa eran la alta rotación de personal.

“Nuestra rotación de personal es de las más altas en la economía en México, derivado del tipo de industria. El porcentaje más grande de los empleados en la compañía es entre 18 y 22 años, los cuales buscan un crecimiento profesional de forma continua por lo que se convierte en una dinámica inestable de contratación. Aunado a lo anterior el rango de sueldos por el tipo de industria es bajo”, declaró la empresa en su informe enviado a la BMV.

A pesar de esto, en su en su perfil de emisora en la BMV declara tener el “reconocimiento como una de las mejores empresas para trabajar”.

Los sueldos de los empleados que preparan y sirven café, meseros, cajeros y garroteros destacan por lo bajo. Rondan entre los 2 mil y 2 mil 500 pesos a la quincena, dependiendo de la ubicación del restaurante.

“Los sueldos son decididos por el gerente de cada sucursal, pues a él se le da el dinero y él decide cómo repartirlo, muy tramposamente la empresa hace eso para que sea el gerente el que decida las nóminas y no ellos”, explica un exempleado de Alsea, quien prefirió el anonimato, y que actualmente trabaja en Opcal, otra operadora de restaurantes que compró California Pizza Kitchen a Alsea en 2019.

Lo bajo de los sueldos no es el único abuso en que incurre Alsea. El entrevistado, empleado de California Pizza Kitchen, afirma que desde que la controladora era Alsea, “nos hacen tomar nuestro día libre pagado, pero nos los juntan con más días que le llaman libres, pero sin goce de sueldo. Ahora, con el Covid-19, Opcal hace lo mismo”.

El entrevistado asegura que en la sucursal donde él trabaja, desde el pasado lunes 23 de marzo ya no dejaron entrar a otros meseros y no hay comensales, pero “lo mantienen abierto con servicio a domicilio para no tener que cerrar, porque entonces sí tendrían que pagarnos los 30 días con sueldo mínimo. Y eso lo hacen todas las cadenas de restaurantes, incluida Alsea”.

Otro exempleado de Starbucks, quien también prefirió el anonimato, aseguró que las prácticas laborales de las marcas que opera Alsea fueron empeorando conforme la compañía adquiría nuevas franquicias.

“Yo, de utilidades, incluso ya como gerente de sucursal, nunca recibí más de 415 pesos, pues el contrato lo firmas con la empresa Asesoría y Prestación de Servicios Integrales, S.A. de C.V., que registra utilidades mucho menores a Café Sirena, S.A. de C.V., la empresa con la que comercia Starbucks y aún menor que Alsea como operadora. Es como un outsourcing interno de Alsea”.

En el aviso de privacidad de la web mexicana de Starbucks, Asesoría y Prestación de Servicios Integrales aparece como la responsable del tratamiento y protección de los datos personales.

El exgerente de una sucursal de Starbucks, quien laboró ahí por más de 10 años, asegura que las horas extra no son pagadas y que en general no existen mecanismos de confianza para que los empleados acudan a al área de Recursos Humanos con quejas sobre sus superiores.

Además, añade que los permisos tienen que pedirse con tiempo de anticipación. Sobre la licencia voluntaria propuesta a raíz del Covid-19, comenta que “esta medida está mal, y levanta la pregunta sobre qué va a pasar con aquellos que están en su periodo de prueba de 45 días con contrato temporal”.

En 2019 Alsea México reportó 6 mil 394 millones de pesos de beneficios antes de impuestos impulsados por un incremento de las ventas de un 7% respecto al año anterior y que, combinados con una reducción de 228 millones de su deuda, la ponen en una posición privilegiada. En ese mismo reporte trimestral, Alberto Torrado celebraba que la empresa pudo “poner ESG [principios Ambientales, Sociales y de Gobernanza, ESG, por sus siglas en inglés]en el centro de los objetivos de la empresa […] y reducir nuestro apalancamiento”.

Pero los principios ESG y el buen cierre de 2019 no fueron suficientes para mantener a sus empleados contratados con goce de sueldo ante una crisis de salud ni para pagar todos los impuestos. Este febrero el Servicio de Administración Tributaria (SAT) les reclamó el pago de 3 mil 881 millones de pesos pendientes por la adquisición de la operación de Vips y Starbucks en 2014.

El comunicado del 19 de marzo de 2020 sobre el Covid -19 también fue contradictorio. Alsea empezaba afirmando que buscaría aplicar a “todos los programas de compensación para las empresas y los empleados afectados por la cuarentena”, para después anunciar medidas tomadas para limitar el efecto negativo en el negocio como el cierre de sucursales, la cancelación de inversión no urgente, la reducción de puestos en su centro corporativo, la reducción de horas de trabajo y plantilla, así como el programa de ausencia de 30 días sin goce de sueldo.

“Si bien la apariencia de legalidad está salvada en el caso Alsea, con la participación voluntaria de ambas partes, no lo está la legalidad definitiva. Porque las autoridades laborales estarán obligadas a determinar posteriormente —en los casos en que los trabajadores acusen la ilegalidad de dichos “programas de flexibilidad”— si la existencia de una emergencia sanitaria permitió la expresión de libre voluntad de los trabajadores o si la aceptación de no recibir sueldo por treinta días materializó o no una violación al artículo 99 de la Ley Federal del trabajo, a la luz de la ausencia de entrega de ‘trabajo personal subordinado’ por parte del empleado durante ese periodo”, explica el abogado laboral Omar Mondragón del bufete Mondragón | Open-Law.

Los otros inversionistas

“Solicito a todos los empresarios que se solidaricen”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia de prensa del martes 25 de marzo, refiriéndose a que ahora México entró a la fase 2 de la pandemia por el Covid-19, y habrá que tomar más medidas de protección y resguardo.

La petición no sólo es para la familia Torrado Martínez, dueña del 34.2% de Alsea, según MarketScreener. Lo es también para todos los inversionistas de Alsea, como Invesco Advisers e Impulsora de Fondos Banamex que, desde 2018, forma parte de la cartera de BlackRock, la mayor gestora de fondos en el mundo, y cuyo presidente, Larry Fink, se reunió recientemente con López Obrador y expresó estar interesado en invertir en México, según publicó el mandatario, en sus redes sociales.

En enero de 2018, Fink emitió una carta para las empresas en las que invierte su fondo, anunciando un cambio de dirección hacia políticas e inversiones que, además de entregar buenos resultados financieros, “contribuyan positivamente en la sociedad”. Hasta ahora BlackRock no se ha pronunciado en contra de la medida tomada por Alsea para reducir el pago de sueldos. La asamblea ordinaria anual aún no se realiza, así que es imposible conocer si la medida fue consultada con los fondos de inversión.

El consejo de administración de Alsea

El máximo órgano de toma de decisión de Alsea está conformado por cinco consejeros patrimoniales: Alberto Torrado Martínez, Cosme Alberto Torrado Martínez, Armando Torrado Martínez, Fabián Gerardo Gosselin Castro y Federico Tejado Bárcena, que también es consejero en Proteak Uno.

Como consejero relacionado aparece Pablo Torrado Aguilar, y como independientes están Adriana Noreña, vicepresidenta para Google Spanish Speaking Latin America , Raúl Méndez Segura, Iván Moguel Kuri, del despacho Chévez Zamarripa, León Kraig Eskenazi, de Ignia Partners, y Julio Gutiérrez Mercadillo que también es consejero en Grupo Comercial Chedraui.

Pero Alsea no es el único negocio de la familia Torrado Martínez. En el Siger, la plataforma del registro público de la Secretaría de Economía, aparecen al menos 10 empresas en Cancún, Guadalajara, Tijuana, Morelia, Monterrey y Ciudad de México, donde alguno o varios de los hermanos Torrado Martínez son socios. Desde inmobiliarias hasta comercializadoras de insumos automotrices y comercializadoras de otros productos.

En Servicios Inmobiliarios Alsea son socios Alberto Torrado Martínez y Alsea, S.A. de C.V., la operadora que ahora, frente al Covid-19, decidió dar la espalda a sus trabajadores, a pesar de sus beneficios obtenidos en 2019.

Fuente: Proceso digital

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