El Partido Revolucionario Institucional acordó modificar su estatuto el domingo, en una reunión a puerta cerrada de activistas, un evento diseñado para que su presidente, Alejandro Alito Moreno, pudiera seguir siendo presidente del partido.
Figura polémica, criticada por gran parte de los directivos históricos del equipo, más recientemente Manlio Fabio Beltrones, Moreno celebró las modificaciones aprobadas que le permitirán ser reelegido como líder nacional de la tricolor hasta 2032.
El evento se llevó a cabo en horas de la mañana, en el Pepsi Center, en una de las colonias lujosas de la Ciudad de México.
Moreno y sus colaboradores no prestan mucha atención a las críticas que reciben estos días, ya que revelan su intención de reelegir al presidente del partido.
Algunos pesos pesados que permanecieron en la tricolor, como el propio Beltrones, Beatriz Paredes o Dulce María Sauri, rechazaron el camino de Alito.
En una carta firmada y difundida esta semana, decenas de activistas exigieron la destitución de Moreno debido a la crisis interna que sufre el partido.
Estado ignorado. El Partido Revolucionario Institucional, que celebró su 94 aniversario en marzo, celebró la reunión con muchos de sus críticos esperando en la puerta, sin poder entrar.
Los pocos que lo hicieron se sentaron donde pudieron, lejos del Presidium, y fueron marginados.
Afuera, alguien pateó la puerta de cristal, provocando que se hiciera añicos.
La Junta Directiva inició la lectura de las modificaciones a las disposiciones del sistema, quedando en espera de asistencia.
Finalmente, algunos empezaron a gritar: “¡No se postulen para la reelección!”.
“Pero la multitud, encantada por el líder, los hizo callar gritando: “¡Alito, Alito!”.
El dirigente agarró el micrófono y se rió de las críticas.
“Hay gente que dice haberse unido al Partido Revolucionario Institucional, un grupo de satíricos y seguidores que sirven al gobierno y sus intereses, y quieren romper la unidad a cambio de inmunidad.
Pero les digo que son el peor lastre para nuestro partido”, dijo en el mismo tono de grito con el que lo animaban.
Como resultado, Alito se preparó para dominar la pelea por un período de tiempo especial. La ironía aquí es que el PRI puede convertirse en un espectro hasta 2032, al ritmo de su pérdida de poder durante su mandato. Después de las elecciones del 2 de junio, el Partido Tricolor pudo retener el gobierno de los estados de Durango y Coahuila por un estrecho margen. En el Congreso su representación disminuye con cada elección, hasta el punto de ser casi inexistente. La ausencia de activistas en los últimos años ha sido constante.
El propio Alito despidió a algunos, como a Alfredo del Mazo, llamándolo “traidor”.