El presidente de EEUU, Barak Obama, presentará en las próximas semanas la variante definitiva de la “Doctrina de la ciberguerra”. Las nuevas reglas de la guerra en el espacio electrónico, que es como se denomina oficialmente el documento, completarán la doctrina militar general de EEUU.
La doctrina parte de la posibilidad de lanzar ciberataques preventivos contra enemigos potenciales. EEUU determinará por cuenta propia quién precisamente, en qué país y en qué grado representa una amenaza para su seguridad. En realidad, se trata del derecho de Washington de desarrollar ciberoperaciones a escala global, sin ningún tipo de declaración de guerra.
Los juristas de la Casa Blanca concluyeron el resumen de normas y convenciones internacionales con el fin de que coincidan con el nuevo “ciberestatutos” del Pentágono. Dos años atrás Washington inicio el trabajo en la guerra informática. Ahora obtuvo la resolución necesaria. Esta reza que el presidente de EEUU puede disponer el lanzamiento de un ataque preventivo global, contra cualquier objeto en el espacio digital, cuyo proceder sea considerado peligroso. Se entiende por ciberataque el lanzamiento a la red de “códigos destructivos” o, dicho de otra manera, de virus.
Esto creará un precedente nada bueno en el derecho mundial, pero tarde o temprano tenía que ocurrir –dice el director general de la compañía internacional para la seguridad de los sistemas de redes “Group IB”, Iliá Sachkov:
—En general, estas cosas, seguramente deben ser reguladas por la ONU. Cuando se lleva a cabo una operación militar, independientemente de que tenga que ver con una ciberguerra o con una guerra convencional, la comunidad mundial debe resolver qué hacer con el agresor. Si un país toma una resolución de forma independiente, pues será una violación de los tratados internacionales clásicos, que surgieron tras la II Guerra Mundial.
El documento tiene el grado de confidencialidad más alto. Lo único que se sabe es que el papel central en la elaboración de la “guerra informática” lo desempeña el Consejero de Seguridad de la Casa Blanca, John O. Brennan, quien próximamente será el nuevo director de la CIA. Fue él precisamente quien elaboró las reglas de la utilización de los drones de EEUU para aniquilar a terroristas. Tal como escribe el The New Times, la “ciberdoctrina” atesoró muchas normas de las reglas de utilización de los aparatos voladores no tripulados.
El peligro principal consiste en que los ataques virtuales pueden afectar a numerosos usuarios de Internet –destaca el experto independiente en nuevas tecnologías informativas Alexander Baulin:
—Será muy difícil definir los términos cibergolpes o ciberataque. Supongo que es muy probable que esas operaciones afecten a un número cada vez mayor de inocentes, que por causas incomprensibles sean considerados atacantes. Serán piratas informáticos comunes y corrientes.
Expertos norteamericanos reconocen que la ciberarma, de que ya dispone EEUU, es tan poderosa, que, por la magnitud de los daños que causará a las finanzas, la infraestructura y la economía de los países, es equiparable al arma nuclear. Precisamente por eso la disposición de su empleo será tomada exclusivamente por el presidente.
La única vez que Obama ordenó el uso de instrumentos informáticos contra un país soberano, fue en la operación contra objetivos iraníes de enriquecimiento de uranio. Todas las informaciones al respecto permanecen en secreto. Pero los periódicos estadounidenses escriben que a consecuencia de la operación quedó paralizado durante meses el funcionamiento de las plantas de enriquecimiento de Irán. Desde 2012 en el Pentágono existe un Cibermando, a la cabeza con el general Keith Alexander, quien, con anterioridad, había sido el director de la Agencia Nacional de Seguridad – uno de los servicios especiales de EEUU más secretos. Precisamente el Cibermando, en consonancia con la nueva doctrina, determinará a los enemigos principales, las líneas y los objetivos virtuales de los ataques en las redes informáticas mundiales.
Fuente: La Voz de Rusia