Aliado a La Línea, el Cártel de Jalisco es ya el más poderoso en Chihuahua

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Trabados en las luchas por el control del Cártel de Sinaloa, los grupos que se disputan la hegemonía dentro de esta organización delictiva están perdiendo la plaza del estado de Chihuahua, donde ahora el Cártel de Jalisco Nueva Generación es el más poderoso, según indican informes de inteligencia de los gobiernos mexicano y estadunidense consultados por Proceso.

Por Jesús J. Esquivel/ Proceso

Ciudad Juárez-El Paso. Informes de inteligencia proporcionados a Proceso por autoridades de Estados Unidos y México revelan que el Cártel de Jalisco Nueva Generación, que dirige Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, se alió con integrantes del grupo La Línea –los antiguos aliados del Cártel de Sinaloa que operan en Chihuahua– y ahora es la organización más poderosa en Chihuahua.

“Las disputas por el control de zonas de tráfico y producción de drogas entre las facciones de mando del Cártel de Sinaloa luego de la captura de Joaquín (El Chapo) Guzmán Loera le han permitido al CJNG adueñarse de algunas plazas como Chihuahua”, indica un documento confidencial elaborado por tres agencias federales estadunidenses apostadas en esta zona fronteriza.

Enviado hace un mes al Departamento de Justicia de Estados Unidos, el reporte agrega: “Para controlar las rutas de trasiego y transporte de drogas en Chihuahua el CJNG realizó un pacto con el grupo delictivo La Línea y eso le ha permitido un ascenso rápido al control de la plaza, especialmente de Juárez y la ciudad de Chihuahua.”

Según el material consultado por el corresponsal, el resurgimiento de la violencia en Juárez, la ciudad de Chihuahua, Cuauhtémoc y la región de la sierra del estado norteño no es resultado directo de la presencia de los grupos del tráfico de drogas, sino de un alto nivel de corrupción entre las autoridades estatales y policías municipales.

LA RECONFIGURACIÓN

El ascenso del CJNG en Chihuahua se ha dado de manera tradicional. En el sexenio de Felipe Calderón, por ejemplo, el Cártel de Juárez era el amo y señor de la plaza de Chihuahua, en especial de Ciudad Juárez, que sigue siendo la puerta principal para meter drogas a Estados Unidos.

Con la lucha militarizada que lanzó Calderón contra el narcotráfico, grupos como el Cártel de Tijuana, el de Sinaloa y Los Zetas voltearon a Chihuahua como una alternativa para no perder dinero en la venta de los narcóticos.

La disputa por las rutas de transporte y pase de drogas a Estados Unidos convirtió a ese estado, en especial Ciudad Juárez, en una zona de muerte. Ahí, los sicarios de La Línea defendieron la plaza para el Cártel de Juárez ante el acecho de la Gente Nueva, ligada al Cártel de Sinaloa, así como de pandillas, como Barrio Azteca, que en un principio se unieron a Los Zetas.

El Cártel de Juárez, comandado en ese entonces por Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy –quien hoy se encuentra preso en el penal de Puente Grande, Jalisco–, se vio doblegado ante el poderío del Cártel de Sinaloa y optó por hacer un pacto con éste.

La asociación delictiva resultó un éxito y se eliminó la amenaza de Los Zetas y del Cártel de Tijuana con la unión de grupos de sicarios; esa tregua permitió a las ciudades de Chihuahua y Juárez vivir en paz durante un tiempo.

El desmantelamiento del Cártel de Juárez y la recaptura del Chapo Guzmán el 8 de enero de 2016, así como las pugnas entre los hijos del capo sinaloense con otras facciones de la organización criminal que controlaban la plaza de Chihuahua, fue aprovechado por el CJNG para posicionarse en la zona.

En Chihuahua, la organización del Mencho mantiene un perfil muy bajo. Sus integrantes se dedican al tráfico de anfetaminas, metanfetaminas y cristal, así como de heroína negra y blanca a Estados Unidos.

Recientemente, las autoridades de Chihuahua detectaron que esa organización desplazó de manera paulatina al Cártel de Sinaloa y hoy es el más poderoso. “El pacto con La Línea (el antiguo brazo ejecutor del Cártel de Juárez) le permite (al CJNG) actuar con mucha cautela y gran efectividad”, se lee en el reporte confidencial, enviado a Washington hace unas semanas.

LAS SUBDIVISIONES

Los expedientes del gobierno mexicano y el estadunidense consultados por el corresponsal indican que en Chihuahua sí ha habido “enfrentamientos indirectos” entre sicarios del Cártel de Sinaloa y del CJNG.

Según el material elaborado por las autoridades mexicanas, “la violencia entre estas dos agrupaciones criminales es por medio de sus grupos de sicarios y de los policías municipales que están totalmente bajo su control”.

Asimismo, en la información enviada a Washington resalta una conclusión: el CJNG pretende ‘limpiar la plaza’ de Chihuahua de la presencia del Cártel de Sinaloa.

La radiografía sobre el tráfico de drogas y la violencia en Chihuahua elaborada por el gobierno de México y el de Estados Unidos apunta que el transporte y venta de metanfetaminas en sus diferentes expresiones llegan a ese estado desde Guadalajara, Sinaloa y la Ciudad de México.

El Nuevo Cártel de Juárez, surgido de las cenizas del Cártel de Juárez, no produce metanfetaminas ni las vende en el ámbito estatal. Eso provocó una guerra contra los vendedores y proveedores independientes del enervante.

La cocaína, heroína y mariguana eran las drogas tradicionales que traficaba el Nuevo Cártel de Juárez, en colaboración con La Línea y la pandilla Barrio Azteca.

Cuando el Nuevo Cártel de Juárez descubrió que en Chihuahua había metanfetaminas provenientes del sur, se lanzó contra los grupos independientes que las distribuían y traficaban: el Cártel de Sinaloa, Los Mexicles, Sureños y el CJNG.

La batalla generó desestabilización en el estado de Chihuahua, algo que el entonces gobernador César Duarte siempre desestimó. La falta de control fue aprovechada por los narcomenudistas para posicionarse. Las organizaciones criminales comenzaron a cobrar piso, al tiempo que las ejecuciones y el robo de autos, entre otros delitos, se incrementaron.

Hoy, pese a que el priista Duarte ya no está, su sucesor, el panista Javier Corral, tampoco ha podido controlar la situación. Si bien el CJNG es el grupo criminal con mayor poder en Chihuahua, hay por lo menos otros cinco grupos independientes dedicados al tráfico de narcóticos.

Una de esas bandas es La Línea, cuyo dirigente, Miguel Ángel Amaya Loya, El Chito, fue capturado a principios de abril pasado en Ciudad Juárez y recluido en el Cereso de Aquiles Serdán, en la ciudad de Chihuahua.

Otra es Aztecas, pandilla subcontratada por La Línea cuyos integrantes son responsables de eliminar a grupos rivales; tiene bajo su responsabilidad el narcomenudeo, la extorsión y los secuestros. Los cálculos de las autoridades de México y de Estados Unidos estipulan que los Aztecas tienen presencia en 80% del territorio de Chihuahua.

LAS ZONAS DE INFLUENCIA

Los expedientes confidenciales aluden a los ámbitos de influencia del CJNG y los otros grupos delictivos.

La zona norte –concentra sobre todo a Ciudad Juárez– es un gran mercado de cristal, heroína, cocaína y mariguana. Considerado el epicentro de secuestros y extorsiones por parte del grupo Aztecas, en ese entorno se concentran los laboratorios clandestinos para la producción de cristal. Se producen de uno a dos kilogramos por día, según los cálculos de las agencias de inteligencia mexicanas.

En esa parte del estado los delincuentes infiltraron ya a los cuerpos policiacos de los tres niveles de gobierno, así como a los ministerios públicos. Los funcionarios y uniformados cooptados se encargan de pasar información a los criminales sobre los operativos policiacos.

En el Valle de Juárez, de acuerdo con los reportes de inteligencia, se concentran las ejecuciones y la desaparición de personas. Esos delitos se les atribuyen a los sicarios de los Aztecas y de La Línea, pero ahí también los grupos independientes cometen asesinatos y prolifera el narcomenudeo.

La zona centro de Chihuahua es donde se concentran las muertes violentas, sobre todo de narcomenudistas o vendedores de cristal independientes. Sin embargo, también han sido ejecutados algunos ganaderos presuntamente vinculados con los grupos delictivos. Según los lugareños, los ganaderos “lavan dinero” para los narcotraficantes.

 

Fuente: Proceso

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