La costosa propaganda del gobernador jalisciense Enrique Alfaro, que derrocha millones de pesos en contratos para un puñado de empresas y medios capitalinos en plena crisis sanitaria por la pandemia de coronavirus, sólo se explica por sus aspiraciones presidenciales. Lo mismo que sus confrontaciones con el presidente, el pago a las calificadoras internacionales de deuda y sus alianzas políticas.
Por Álvaro Delgado/ Proceso
Enrique Alfaro fue negociador clave para consolidar la alianza del PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano (MC) que en 2018 postuló al panista Ricardo Anaya a la Presidencia de la República; y desde entonces no tenía duda de que sería gobernador de Jalisco ni se descartaba como presidenciable en 2024.
–¿También quiere ser presidente de la República? –le preguntó el reportero, en noviembre de 2017, en su despacho de alcalde de Guadalajara.
–No por lo pronto.
–¿Y después de ser gobernador?
–No está en mis prioridades de vida. Me gustaría más, después de haber cumplido con mi estado, ser entrenador de futbol. Ese es mi plan hoy, ya veremos después qué sigue.
Lo que siguió después de ganar las elecciones y asumir como gobernador, hace 19 meses, fue la construcción de un proyecto político que trasciende Jalisco y que está cimentado en el contraste con el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero también, a la manera de Enrique Peña Nieto, en el tejido de alianzas con la élite del país y millonarios recursos para medios de comunicación de alcance nacional.
En efecto, la imagen de Alfaro se construye con abultados presupuestos publicitarios que se destinan sobre todo a los medios de la Ciudad de México –Televisa y TV Azteca al frente–, sede también de la élite política, económica y cultural que lo impulsa como alternativa al proyecto de López Obrador.
De estirpe priista, uno de los “jóvenes del PRI” con el candidato presidencial Francisco Labastida, en 2000, impulsor como alcalde de Tlajomulco y Guadalajara de cuestionados proyectos inmobiliarios de sus familiares y amigos, así como irascible servidor público que insulta a sus gobernados y se ha proclamado elegido de Dios, Alfaro no escatima dinero público para su proyección nacional.
El año pasado el único gobernador de MC destinó oficialmente 134 millones 791 mil pesos a gastos de comunicación social y en 2020, pese a la emergencia sanitaria, ya acumula –hasta mayo– 108 millones 129 mil pesos, cuyos principales beneficiarios son los medios televisivos, radiofónicos, escritos y digitales de la capital del país, que son monitoreados y analizados por empresas contratadas con ese fin.
Alfaro se desdijo de su promesa de no adquirir “ni un solo peso” de deuda y acumula más de 33 mil millones de pesos con los que hipotecó a Jalisco hasta después de 2040, pero en vez de recortar los gastos de promoción por la pandemia de covid-19, que repunta en el estado, los incrementó.
Sólo el año pasado Televisa recibió del gobierno de Alfaro 40 millones de pesos del presupuesto de comunicación social, pero el contrato más jugoso fue a través de su filial, Operbes SA de CV, por el que obtuvo 2 mil 663 millones de pesos para la instalación de internet inalámbrico en todo el estado.
A TV Azteca le destinó, sólo el año pasado, 16 millones de pesos y hasta mayo de este año le contrató otros 6 millones; a Grupo Imagen, 5 millones de pesos; Milenio, 4 millones 500 mil pesos, y Radio Fórmula 3.5 millones de pesos. Diarios de la Ciudad de México, como Milenio, El Universal (3.5 millones de pesos) y El Financiero (3 millones de pesos) también han sido beneficiados con cantidades millonarias, algunas de ellas aún no hechas públicas por el gobierno de Alfaro.
A la revista Nexos, que fundó el historiador Héctor Aguilar Camín, el gobierno de Alfaro le otorgó, sólo el año pasado, 5 millones 715 mil pesos, mientras que a la revista Letras Libres y Editorial Clío, empresas del también historiador Enrique Krauze, les ha dado más de 5 millones de pesos.
El dinero público a Krauze lo reveló, con base en los contratos, Álvaro Quintero, miembro del Observatorio Permanente del Sistema Estatal Anticorrupción, después de que Krauze respaldó a Alfaro en la acusación a López Obrador y Morena de ser los instigadores de las protestas por el asesinato del albañil Giovanni López.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2277 de la revista Proceso, ya en circulación.