Por sexto año consecutivo, México se colocó en el primer lugar en asesinatos y desapariciones de sacerdotes católicos en América Latina, situación que ha repuntado durante estos dos primeros años del gobierno de Enrique Peña Nieto, según el más reciente informe del Centro Católico Multimedial (CCM).
De acuerdo con el reporte, cuyo contenido difundió este miércoles la agencia católica SIAME, las agresiones contra los sacerdotes y agentes de pastoral se incrementaron 80% en comparación con el mismo periodo de la administración de Felipe Calderón, por lo que se espera que este sea un “sexenio aciago y negro para los agentes de pastoral”.
Aunque el sacerdocio mexicano no tiene conflictos con los grupos de la delincuencia organizada, “existen pequeños sectores de la sociedad que aprovechan la efervescencia de la violencia y se muestran insolentes contra los religiosos” en varias entidades del país, apunta el informe del CCM, dirigido por el religioso Omar Sotelo.
De igual manera, hace un recuento de los seis asesinatos de sacerdotes que se han registrado en lo que va de la administración de Peña Nieto, el más reciente de los cuales ocurrió el pasado martes 23.
Se trata del cura José Ascensión Acuña Osorio, de 37 años de edad, perteneciente a la diócesis de Ciudad Altamirano, Guerrero. Acuña Osorio fue secuestrado el pasado domingo 21. Dos días después su cadáver fue encontrado en el Río Balsas, muy cerca del poblado de Santa Cruz de las Tinajas, en el municipio de San Miguel Totolapan, situado en la región de Tierra Caliente, en Guerrero.
El 19 de febrero fue asesinado el padre Rolando Martínez Lara, en la parroquia de Santa María de Guadalupe de Jilotepec, Estado de México. Además de quitarle la vida a Martínez Lara, los asesinos robaron el templo.
El 29 de noviembre de 2013 fueron ejecutados los sacerdotes Hipólito Villalobos Lima y Nicolás de la Cruz Martínez en la parroquia de San Cristóbal de Ixhuatlán de Madero, Veracruz.
El padre Ignacio Cortés Álvarez, a cargo de la parroquia de María Auxiliadora, de Ensenada, Baja California, fue ultimado a golpes el 22 de julio de 2013. Y también a golpes fue asesinado el sacerdote José Flores Preciado, el 5 de febrero de 2013, en el templo de Cristo Rey, en la ciudad de Colima, Colima.
El reporte del CCM también menciona a tres sacerdotes que hasta la fecha están desaparecidos: El misionero ugandés John Ssenyando, quien trabajaba en la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, y fue levantado el 30 de abril de 2014; el padre Carlos Ornelas Puga, de la diócesis de Ciudad Victoria, Tamaulipas, quien desapareció el 3 de noviembre de 2013, y el padre Santiago Álvarez, de la diócesis de Zamora, Michoacán, quien desapareció el 29 de diciembre de 2012.
El informe hace un recuento de 1990 a la fecha, periodo en el que, señala, han sido asesinados un cardenal (Juan Jesús Posadas Ocampo), 28 sacerdotes, tres religiosos, un diácono, cuatro laicos sacristanes y una periodista católica.
Y concluye:
“Hacemos un llamado enérgico a las autoridades del gobierno mexicano, a fin de que brinden las garantías al ejercicio del ministerio sacerdotal en las entidades donde ha repuntado la violencia y opera el crimen organizado”.
Fuente: Apro