Alarma en EU por la militarización policial

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Los disturbios de Ferguson, Missouri, encienden alerta en la Unión Americana sobre la militarización policiaca. Al menos 400 departamentos de la policía locales y más de 100 corporaciones estatales han  adquirido sofisticados equipos tipo militar para contener las protestas sociales, con financiamiento del gobierno federal, lo que ha convertido a los cuerpos policiacos en pequeños ejércitos. He aquí el reporte en que The New Yor Times da cuenta de ello:

Ferguson, Missouri— Por cuatro noches consecutivas, entraron por la Avenida West Florissant vistiendo camuflaje, cascos negros y chalecos con la palabra “POLICÍA” estampada a la espalda. Portaban objetos en señal de advertencia: rifles de asalto y balas, macanas y máscaras antigás.

No conformaban una sola fuerza policiaca, sino muchas, llegando de varias comunidades del norte del condado de St. Louis y someramente siendo coordinadas por la Policía del condado.

Sus adversarios eran un desliñado grupo de, en su mayoría, vecinos desarmados, cientos de afroamericanos cuya furia contra la Policía los instó a salir a las calles en Ferguson, exigiendo justicia en nombre de Michael Brown, de 18 años, quien fue fatalmente baleado por un oficial de la Policía el sábado.

Cuando los manifestantes se rehusaron a retirarse de las calles, lanzando bombas molotov, y se acercaron demasiado a uno de los oficiales, la respuesta fue rápida e imparable: gas lacrimógeno y balas de goma.

Para el resto del mundo, las imágenes de explosiones, nubes de gas lacrimógeno y vehículos armados hicieron que esta ciudad pareciera estar inundada en un caos como el que se ha vivido en el este de Europa, algo que no es común en el Medio Oeste de Estados Unidos. Como resultado de ello, se hizo un amplio llamado de parte de todo el espectro político para desmilitarizar a las fuerzas policiacas de Estados Unidos, y el gobernador Jay Nixon nombró a un nuevo comandante general en Ferguson.

“En una época en que necesitamos volver a establecer los vínculos de confianza entre la Policía y la comunidad local”, dijo el procurador general Eric H. Holder Jr, “me siento muy preocupado de que el desarrollo de equipo militar y de vehículos de la Policía llegue a dar un mensaje de confrontación”.

La senadora Claire McCaskill, demócrata de Missouri, y el senador Rand Paul, republicano de Kentucky, expresaron similares inquietudes.

Pero tal oposición conlleva a un agudo cambio de tono en Washington, donde el gobierno federal ha pasado más de una década pagando por chalecos antibalas, camionetas resistentes a las explosiones de minas y otro equipo militar, e implementando pocas restricciones al uso de estos.

Programas de subsidios que, con el fin de combatir al terrorismo, pagaron por parte del equipo utilizado en Ferguson, han gozado de gran popularidad desde los ataques del 11 de septiembre. Si acaso se ha debatido algo al respecto, fue en torno a cuales departamentos se merecían la mayor parte del dinero.

Con el dinero del subsidio del Departamento de Seguridad Nacional se pagó por la camioneta armada Bearcat de 360 mil dólares que patrulla las calles de Ferguson, según dijo Nick Gargnani, director ejecutivo del Sistema de Respuesta Regional del Área de St. Louis, el cual administra este tipo de subsidios.

Desde el 2003, el grupo ha gastado 9.4 millones en equipo para la Policía en el condado de St. Louis. Eso incluye 3.6 millones de dólares para dos helicópteros, más el Bearcat y otros vehículos con equipo de visión nocturna. La mayoría de los chalecos antibalas que visten los oficiales que respondieron a la manifestaciones en Ferguson fueron pagados con dinero federal, según dijo Gragnani.

“Esto está enfocado en el terrorismo, pero también se puede usar para otro tipo de respuestas”, dijo. “es utilizado para cualquier tipo de disturbio civil. Nos basamos en los lineamientos del subsidio. No existe ninguna restricción sobre esto de parte del gobierno federal”.

Mientras que los subsidios de mayor alcance del Departamento de Seguridad Pública no pagan por las armas, los subsidios otorgados por el Departamento de Justicia si lo hacen. Eso incluye balas de goma y gas lacrimógeno, el cual es utilizado por la Policía para dispersar a las multitudes. Un reporte del Departamento de Justicia del año pasado decía que cerca de 400 departamentos de la policía locales y más de 100 dependencias estatales habían comprado este tipo de armamento con dinero del subsidio del Departamento de Justicia.

Los subsidios también pagan por los chalecos antibalas, vehículos y equipo de vigilancia. No está claro si los subsidios pagaron por el equipo que fue utilizado en Ferguson.

El ejército también envió metralletas, camionetas armadas, aeronaves y otros suministros de equipo bélico a los departamentos locales. Sin embargo, en comparación con otras áreas urbanas, el condado de St. Louis recibió relativamente pocos suministros de equipo militar.

Todos estos programas tuvieron su inicio y fueron expandidos en respuesta a los ataques del 11 de septiembre, cuando las autoridades en Washington declararon que la policía local se encontraba en la vanguardia de una guerra global contra el terrorismo. Sin embargo, los casos se terrorismo son poco comunes, y el equipo y el dinero superan por mucho a la verdadera amenaza.

“Eso no se podía decir en ese entonces con la misma seguridad que se dice ahora”, dijo Frank J. Cilluffo, director del Instituto Político de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington. Después del 11 de septiembre, muy pocas personas se preguntaron si la Policía usaría este tipo de equipo en contra de manifestantes, según dijo Cilluffo. “Generalmente hablando, no recuerdo que haya habido una protesta en contra de esto con anterioridad.”

En la mayoría de las instancias, el gobierno no les exigió ningún tipo de entrenamiento a los departamentos de la Policía que recibieron equipo militar, implementando muy pocas restricciones en torno al uso del mismo.

El incremento en el uso de equipo militar coincidió con un significativo aumento en el número de equipos SWAT de la Policía, los cuales están siendo utilizados para actividades rutinarias tales como inspecciones de licor y ejecución de órdenes de aprehensión.

Por años, el uso de semejante equipo ha pasado desapercibido. Pero a medida que las guerras en Irak y Afganistán han bajado de intensidad, los departamentos de la Policía han estado recibiendo camionetas de 30 toneladas resistentes a las explosiones de minas de parte del ejército. Eso ha captado la atención del público y causado controversias en varios poblados.

En ninguna otra parte el despliegue de equipo militar ha sido tan enfático como esta semana lo fue en Ferguson.

Fuente: The New York Times vía El Diario

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