Por Marta González Borraz*
“No al expolio de nuestros pueblos y de los bienes comunales”, “sin raíces no hay futuro”. Estos son algunos de los lemas del Frente en Defensa de las Juntas Vecinales de la ciudad española de León. Desde finales de 2012 lucha por mantener este sistema de organización asamblearia y rural. Sus integrantes son elegidos por los vecinos y vecinas
Estas juntas son formas de autogobierno, típicas de numerosas localidades, que se ocupan de la gestión de su patrimonio y sus recursos naturales. Éstos, siempre a disposición de las necesidades de los habitantes, son de tipo comunal. Es decir, no pertenecen al Estado ni a ninguna empresa privada, si no a la gente.
Las Juntas Vecinales son uno de los múltiples ejemplos de experiencias políticas que renuncian al partido como forma de organización y pretenden acercarse a la autogestión democrática al servicio de los ciudadanos. Su modelo se enmarcaría en lo que Murray Bookchin acuñó en los años 80 como “municipalismo libertario”. Una estructura política y social basada en la actuación local, las decisiones asamblearias y la democracia directa.
El concepto parte de que la democracia empieza por lo cercano y se fundamenta en la lógica de que es a los ciudadanos a los que les corresponde la gestión y administración del patrimonio de los lugares en los que viven.
Este tipo de experiencias fomentan una forma de gobierno muy diferente a la que se ha implantado en ciudades y pueblos de todo el mundo. En España, muchas administraciones son gobernadas en la actualidad por partidos políticos que anteponen los intereses económicos al bienestar de las personas; una especie de “oligarquía” al servicio del sistema financiero. Así lo demuestran las múltiples privatizaciones de servicios públicos que se vienen haciendo en los últimos años. El sector privado se adueña de redes de hospitales, escuelas, sistemas de abastecimiento de agua y servicios sociales con el beneplácito de unas administraciones ahogadas por un enorme volumen de deuda y “manchadas” con numerosos casos de corrupción. El Observatorio Metropolitano, formado por investigadores y activistas cuyo principal propósito es aportar herramientas de cambio para las metrópolis contemporáneas, acaba de publicar el libro “La apuesta municipalista: la democracia empieza por lo cercano”. En él califican este fenómeno de un proceso de “empresarialización de las administraciones públicas”.
Gran variedad de movimientos sociales y agrupaciones políticas han desarrollado iniciativas que quieren cambiar estas “reglas del juego”. Las Juntas Vecinales, que en la actualidad se encuentran en riesgo de desaparecer debido a varias leyes que el Gobierno central está tramitando, son ejemplos de municipalismo rural. Sin embargo, también desde las ciudades se pretende recuperar esa idea de democracia, cercana al autogobierno. Es el caso de la iniciativa política Guanyem, constituida en Barcelona hace unos meses y que ya se ha replicado en muchas otras ciudades. Su intención es volver a poner en valor la importancia de las ciudades y los pequeños núcleos de población como garantía de bienestar de sus habitantes.
Sus integrantes son personas procedentes de movimientos sociales, organizaciones políticas y otros colectivos que comparten un diagnóstico común: “las instituciones democráticas han sido secuestradas por la confluencia de intereses entre élites políticas y económicas”. Su idea es formar una candidatura y su objetivo es ganar las elecciones municipales que se celebrarán en mayo de 2015 para, según afirman desde la organización, “volver a poner las instituciones al servicio de la gente y no de los intereses de minorías privilegiadas”.
Las ciudades, los pueblos y los barrios son los espacios de referencia de los ciudadanos; en los que desarrollan su vida cotidiana, por lo que es en estos núcleos en los que no puede faltar la participación, la rendición de cuentas, la fiscalización colectiva y la satisfacción de necesidades. Es lo que pretenden conseguir las candidaturas como Guanyem y mantener las experiencias ya existentes como las Juntas Vecinales. Quieren demostrar, como afirma el Observatorio Metropolitano, que la democracia a nivel local es posible, porque “es a ese nivel donde se producen las relaciones de cercanía y proximidad, las relaciones en las que las personas hacen su vida y se integran en sociedad, esto es, en las que se forma comunidad”.
* Marta González Borraz. Periodista
Twitter: @MartaGBorraz
Fuente: CCS.org.es