Las autoridades de procuración de justicia y forenses capitalinas determinaron que la modelo colombiana Stephanie Magón Ramírez consumió una droga sintética llamada extásis antes de morir y que al momento de caer de un edificio de la colonia Nápoles, el pasado 30 de julio, estaba sola y no tenía rastros de forcejeo.
A diferencia de las contradicciones en que se enredaron días después del hallazgo en la calle del cuerpo desnudo de la joven de 23 años, este jueves las autoridades prácticamente se sincronizaron para ofrecer conferencias de prensa continuas y reforzar la versión de que la mujer estaba drogada y se tiró ella misma de la azotea del inmueble donde vivía.
Tras una invitación “urgente” a conferencia de prensa del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJ), Felipe Edmundo Takajashi Medina, director general del Instituto de Ciencias Forenses (Incifo), informó que una segunda prueba toxicológica realizada al cadáver de la mujer arrojó muestras de una droga sintética llamada éxtasis.
Según el funcionario, el nombre técnico de dicha droga es metildioximetanfetamina, conocida por las iniciales MDMA o bien, como éxtasis. Y aclaró: “en el Instituto no es común encontrar este tipo de drogas en sangre”.
También informó que no se puede analizar la cantidad que la mujer consumió ni el tiempo que pasó antes de su muerte. Lo único que aseguró es que esa droga se diluye en el hígado y comienza a disminuir su efecto en tres horas.
Takajashi detalló que, de acuerdo con el protocolo de las necropsias, no es común encontrar éxtasis en las primeras pruebas toxicológicas, ya que en éstas se buscan muestras de las drogas más conocidas, entre ellas alcohol etílico, mariguana y cocaína. Ninguno de estos elementos fue hallado en el cuerpo de la joven.
Los resultados obtenidos fueron a partir de un segundo estudio que, dijo, la Procuraduría General de Justicia capitalina solicitó al Incifo el pasado 8 de agosto para buscar rastros de otras sustancias, como opio, LSD y derivados de las metanfetaminas.
El funcionario especificó que normalmente el éxtasis se elimina del cuerpo mediante la orina; no obstante, en la primera necropsia practicada al cadáver de la modelo no hallaron orina.
Sola y sin rastro de forcejeo: PGJ
Una hora después, la PGJ convocó a una conferencia con el subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales, Edmundo Garrido, quien confirmó la versión del Incifo sobre los resultados químicos de la necropsia.
Además, reiteró la versión que ofreció desde el 4 de agosto: que Stephanie Magón Ramírez se arrojó ella misma del cuarto piso del edificio donde vivía en la colonia Nápoles y que los golpes en la cara que presentó fueron producto de la caída.
Con base, dijo, en las “entrevistas, necropsia, dictámenes periciales, evidencias videográficas y fotográficas se precisa, como lo refiere la conclusión del dictamen en criminalística, que el individuo de sexo femenino de nacionalidad colombiana se encontraba sola al momento de la precipitación y que no participó algún otro individuo en el inicio, desarrollo y final del hecho”.
Agregó que según el dictamen de criminalística “no se encontraron huellas de lucha de forcejeo o sometimiento en el lugar de los hechos ni el cuerpo de la víctima”.
El funcionario aseguró que las autoridades realizaron 15 entrevistas entre conocidos de la víctima, vecinos del lugar y personas con las que ella estuvo la noche previa a su muerte.
Según esos testimonios, la autoridad construyó una línea de tiempo en la que se constató que el viernes 29 de julio Magón Ramírez acudió a un “centro de esparcimiento”, identificado como el Foro Normandié, ubicado en el centro de la ciudad.
De acuerdo con las imágenes de cámaras de video obtenidas por la autoridad, a las 04:29 horas la mujer estaba en el baño del establecimiento. A las 04:42 horas, personal de seguridad le dio asistencia, cuando ella estaba desnuda en el interior del sanitario. A las 04:48 horas, ella, una conocida y un hombre salieron del establecimiento para esperar un taxi que llegó a las 05:34 horas. A las 05:59 horas, los acompañantes la dejaron con vida en el edificio número 20 de la calle Miami, en la colonia Nápoles.
A las 06:10 horas, la mujer cayó. De acuerdo con el testimonio de una vecina, se escuchó un fuerte golpe y al asomarse por la ventana observó el cuerpo desnudo a media calle sin que hubiera gente o automóviles alrededor.
Eliminan contradicciones
La información y la manera de difundirla que dieron ambas autoridades fue por completo diferente a lo que ocurrió a principios de agosto, cuando –igual que en el caso Narvarte–, las autoridades capitalinas se volvieron a entrampar con la investigación de la muerte de la modelo colombiana Stephanie Magón.
De acuerdo con una nota de Apro del 3 de agosto, “en menos de 24 horas, el crimen (de Stephanie) pasó de feminicidio a presunto accidente”.
El texto refirió que el 2 de agosto, el presidente del Tribunal de Justicia de esta capital, Edgar Elías Azar, afirmó que, con base en la necropsia practicada al cadáver Stephanie, ella fue “intencionalmente asesinada a golpes”.
En entrevista con la prensa, dijo: “Traía fracturas en mandíbula, desprendimiento de dientes, golpes contundentes mortales, costillas rotas, en fin, venía muy golpeada. Son golpes proferidos, o sea, intencionalmente la mataron a golpes”, aseguró.
Polémico en sus declaraciones, agregó que, según los resultados de la necropsia, la joven de 23 años no murió a causa de una caída accidental desde la azotea de su domicilio, sino que fue víctima de una “severa golpiza” y de “violencia extrema” que le causó la muerte antes de caer.
Sin embargo, pocas horas después, en una tarjeta informativa el TSJ aseguró que en la necropsia, el médico a cargo asentó que “el fallecimiento ocurrió por diversas alteraciones viscerales y tisulares, causadas en los órganos interesados por conjunto de traumatismos que se clasificaron de mortales”.
Añadió que, según la descripción, “el cadáver presenta múltiples traumatismos de tipo equimótico y esciriativo, en diferentes partes del cuerpo, herida por contusión y fractura de la mandíbula, lo que indica que muy probablemente son producto de una precipitación”.
La mañana del 3, la PGJ emitió una tarjeta informativa en la que afirmó que las heridas encontradas en el cadáver de la mujer de 23 años fueron “consecuencia de una precipitación” y que no había “evidencia de huellas de lucha, defensa, forcejeo y/o sometimiento” en el cuerpo de la joven.
Al día siguiente, el subprocurador Edmundo Garrido reiteró esa versión en entrevista con Radio Fórmula.
Tras el escándalo, la comunidad colombiana en México repudió la violencia y feminicidios contra sus connacionales en los últimos años y exigió al gobierno de la Ciudad de México y a las autoridades de Colombia en el país, aplicar la justicia en estos casos.
Fuente: Apro