Las 22 personas asesinadas en Tlatlaya, Estado de México, el pasado 30 de junio, fueron fusiladas por elementos castrenses, de acuerdo con información publicada por la agencia estadunidense Associated Press (AP).
El reportaje, firmado en San Pedro Limón, sugiere que los orificios y las manchas de sangre en la pared de la bodega no fueron producto de un enfrentamiento entre sicarios y militares, sino de una sanguinaria ejecución por parte de los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
“Las manchas de sangre y los orificios de bala en los muros de hormigón observados por periodistas de The Associated Press tres días después del tiroteo plantean interrogantes acerca de si todos los sospechosos murieron en el enfrentamiento o después de que terminara. La bodega en la que fueron encontrados muchos de los cadáveres no tenía muchas evidencias de que el enfrentamiento fuera prolongado”, se lee en el reportaje difundido en diarios estadunidenses.
Un testigo anónimo entrevistado por los reporteros de AP dijo que oyó disparos y golpes durante casi dos horas la madrugada del 30 de junio. Después de que se silenciaron los disparos observó a los soldados merodeando en los cerros.
No había indicios de un tiroteo intenso dentro del edificio, “pocos orificios de bala y ningún casquillo, pero sí había muchas evidencias de muertes”, dice el reportaje. “El piso estaba manchado de sangre y se veían dispersas hojas de papel numeradas que los investigadores dejaron para marcar dónde se habían hallado los cadáveres, la mayoría cerca de las paredes”.
Los agujeros de bala en las paredes rodeados de sangre “dan la impresión de que las personas en el interior estaban de pie frente a la pared y fueron alcanzadas por uno o dos disparos a la altura del pecho”.
Hasta la fecha, la Sedena no ha proporcionado más detalles sobre el supuesto enfrentamiento en esa zona. Sin embargo, peritos del Estado de México explicaron a AP que los cuerpos hallados en la bodega eran de jóvenes de 16 a 24 años, originarios de Guerrero.
La Sedena justificó la matanza en un escueto comunicado difundido la tarde del 30 de junio: “En el evento (sic) se liberaron a tres mujeres secuestradas y se decomisaron 38 armas”.
Los soldados, pertenecientes a la 22 Zona Militar, con sede en Santa María Rayón, en el Estado de México, patrullaban las calles de Tlatlaya cuando se encontraron con una bodega custodiada por hombres armados, quienes dispararon contra ellos.
El saldo del tiroteo fue de 21 hombres y una mujer asesinada, y un soldado herido. Los militares confiscaron 25 armas largas, 16 de ellas eran fusiles AK-47, calibre 7.62x39mm, seis fusiles AR15, calibre 0.223, un fusil marcar Calico, y dos escopetas calibres 12 y 0.22.
También reportó el aseguramiento de 13 armas cortas, cuatro de ellas calibre 9mm, tres calibre 0.45, tres calibre 0.38 súper, una calibre 0.22 y un revólver 0.38 especial, además de una granada de fragmentación, 112 cargadores y cartuchos de diversos calibres.
De acuerdo con un reporte confidencial del Cisen, Tlatlaya es uno de los 54 municipios controlados por La Familia Michoacana, que mantiene una violenta disputa con Los Caballeros Templarios. La zona conocida por el cultivo de mariguana, se encuentra en la montaña cerca del estado de Guerrero, también disputada por la banda “Guerreros Unidos”.
La Procuraduría General de la República inició una averiguación previa relacionada con el enfrentamiento.
Fuente: Apro