Esta revelación fue hecha por el secretario particular de Abarca –cuya identidad se ha reservado por cuestiones de seguridad–, quien detalló a la Procuraduría General de la República (PGR) los movimientos de su entonces jefe, desde que asistió al informe de su esposa hasta que se dio a la fuga.
De acuerdo con el relato del funcionario local, Abarca supo todo el tiempo lo que sucedía con los normalistas y tomó varias acciones, todas ellas encaminadas a agilizar la licencia a su cargo, eliminar evidencia y escapar del municipio.
El secretario particular también dijo que Abarca consiguió irse del palacio del Ayuntamiento tras la sesión de cabildo del 30 de septiembre, pese a que había policías ministeriales esperándolo afuera del edificio.
Un día antes de escapar, Abarca le dijo al entonces secretario de salud de Guerrero, Lázaro Mazón, que estaba “consternado” por el ataque en contra de los estudiantes, aunque según declaraciones del presunto jefe de espías de Guerreros Unidos, fue el ex presidente municipal quien instruyó la agresión a través de los policías del municipio que gobernaba.
Las anteriores declaraciones se encuentran en la versión pública del expediente de 83 tomos de la investigación abierta por la Procuraduría General de la República (PGR) por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, a la que Animal Político tuvo acceso.
José Luis Abarca se encuentra actualmente preso en el penal federal del Altiplano, en el Estado de México, bajo proceso penal por el plagio de los normalistas y el secuestro y homicidio del empresario Arturo Hernández Cardona.
Alerta y escape
En su declaración, el secretario particular confirmó que José Luis Abarca acudió al evento del informe de su esposa María de los Ángeles Pineda, que se desempeñaba como presidenta del DIF en el municipio. Los Abarca permanecieron en el evento hasta minutos antes de las 21 horas.
Los policías que laboraban como escoltas de Abarca confirmaron por separado que este se dirigió a cenar con su familia a un local de tacos y después regresaron al domicilio del entonces presidente municipal.
El secretario particular continúa su relato señalando que aproximadamente a las 21:30 horas una persona que ingresó al Palacio Municipal dijo que había “disturbios o balazos”. Ante esa situación se comunicó con el presidente municipal quien le dijo: “ya el secretario de Seguridad me informó, vete a descansar y nos vemos mañana”.
Por ese motivo se fue a su casa pero, aproximadamente a las 3 de la mañana recibió una llamada del celular de Abarca quien le dijo:
“Vamos a sacar lo más importante de la documentación del Ayuntamiento (…) al parecer hay personas fallecidas y podría haber manifestaciones”.
Atendiendo esas instrucciones, el secretario fue a la oficina presidencial de donde sacó “diversos acuse de oficios” de documentos los cuales no se detallan en la declaración. Posteriormente hubo una reunión en el domicilio del presidente municipal donde se preparó un comunicado sobre la agresión a los normalistas.
El 29 de septiembre Abarca le dijo a su secretario que “iría al Distrito federal” junto con su esposa sin detallarle a quienes verían. Ya estando allá le mandó un mensaje de texto en el que le pidió información sobre la fecha en que se había firmado el convenio para el Mando Único Policial. La PGR supone que en ese viaje la pareja presidencial hizo los arreglos para su huida.
La mañana del 30 de septiembre, continúa narrando el secretario particular, Abarca le mandó un archivo para que se lo imprimiera con la expresa instrucción de que “nadie” podía verlo. Era su discurso de despedida. Aproximadamente a las 15 horas fue la sesión de cabildo en donde Abarca pidió licencia por 30 días.
“Fue el último contacto que tuve con Abarca. La sesión de cabildo continuó y al poco tiempo nos informaron que afuera había policías ministeriales esperando, pero Abarca consiguió irse”, dijo su ex secretario.
¿Consternado?
La declaraciones del secretario particular, sumadas a las del ex director de la policía municipal de Iguala, Felipe Flores –actualmente prófugo–, confirman que Abarca estuvo enterado de la gravedad de la situación casi desde el primer momento. Sin embargo, ante las autoridades estatales quiso dar una impresión distinta.
Por ejemplo, el secretario de Gobierno de Guerrero, Jesús Martínez Garbelo, declaró que buscó insistentemente al entonces presidente municipal de Iguala para que le diera cuenta sobre la veracidad de los enfrentamientos que se reportaban entre normalistas y elementos de seguridad pública.
“Cuando por fin me contestó me dijo que estaba en su domicilio dormido y que se había quedado en un baile, que estuvo buena la verbena, y que no tenía más información”, señaló.
Otro funcionario estatal que tuvo contacto en las 72 horas posteriores al ataque de los normalistas con Abarca fue Lázaro Mazón, amigo del ex presidente municipal y en ese momento secretario de Salud del estado.
Dijo que el lunes 29 de septiembre tuvo una conversación con Abarca vía Whatsapp en la que le este le dijo que estaba “consternado” por lo ocurrido y además pareció despedirse. Aquí la transcripción:
Lázaro: ¿Todo bien?
Abarca: No te creas, estoy consternado…
Lázaro: Yo también
Abarca: Algún día me sentaré a platicar contigo
Lázaro: Sí.
Abarca: Adiós
Lázaro. Serénate…
Abarca: Por tu amistad, por todo, te agradezco, adiós…
Lázaro: Sólo cuídate mucho.
Visitantes misteriosos
El secretario particular explicó que una de sus funciones era llevar la agenda de citas de las personas que visitaban a José Luis Abarca en el Ayuntamiento, pero había algunas que se realizaban sin que quedaran registradas.
Una de ellas era la de una persona que administraba las peleas de gallos en un palenque y que acudía a la oficina del alcalde incluso cuando este ni lo esperaba.
“Esta era una de las personas que administraba el palenque de gallos que se ubica dentro de los terrenos de las ferias. A este sujeto lo veía sin que yo agendara dichas citas”, declaró el secretario particular.
De acuerdo con las investigaciones de la PGR, dos de los sujetos involucrados en la desaparición de los normalistas y que eran líderes en la zona del grupo criminal Guerreros Unidos, Gildardo Astudillo, alias el Gil, y otra persona apodada el Chocky, se dedicaban también a la crianza de gallos de pelea para los palenques.
Otros que acudían a ver frecuentemente a Abarca, según su ex secretario particular, eranintegrantes de la llamada Asociación de Migrantes de Chicago o Club de Migrantes de Chicago, los cuales llevaban maletas con ropa que Abarca les encargaba.
“Esta asociación aportaba dinero al municipio para cuestiones de obras y otros conceptos”, se lee en la declaración.
El testimonio ministerial también revela que Abarca había nombrado a su contadora como secretaria de Finanzas del municipio, y era ella quien le llevaba la contabilidad de sus empresas y de sus seis o siete locales en el centro Joyero de Iguala.
José Luis Abarca y su esposa fueron detenidos por agentes federales el 3 de noviembre del año pasado en un domicilio de la delegación Iztapalapa. Según el parte de su captura, ambos intentaron ofrecer medio millón de pesos y un automóvil de lujo a los policías para que los dejaran ir.
Hasta ahora y pese a que ya enfrenta dos procesos penales, el ex alcalde de Iguala no ha reconocido en alguna declaración ministerial haber sido el autor intelectual del ataque a los normalistas.
Fuente: Animal Político