Venezuela cumple un año sin Hugo Chávez inmersa en la polarización que siempre acompañó al gobernante y en un conflicto que muestra que el país transita de la mano de Nicolás Maduro en una dirección que no acerca las posturas entre las dos visiones que hay en el país.
José Luis Paniagua/ EFE
Tras semanas de “guarimbas” –como llaman en Venezuela a las barricadas–, de manifestaciones y marchas a favor y en contra del Gobierno, y de balances de muertos y heridos en protestas, Venezuela se apresta a recordar el 5 de marzo que hace un año Chávez perdió la batalla contra el cáncer.
La muerte de Hugo Chávez, tras una enfermedad de 20 meses rodeada de secretismo, dejó un país en la incertidumbre que ha vivido en doce meses dos procesos electorales de los que Maduro salió fortalecido, mientras el país caminaba por una crisis económica que no ha hecho más que profundizarse.
Con un 56 % de inflación, la más alta del continente; una ralentización de la economía que se quedó en torno al 1,6 % el año pasado (5,6 % en 2012), y el flujo de divisas reducido para un mercado en el que se ha agudizado el desabastecimiento, la economía ha sido y es una pesadísima losa para el Gobierno.
Por ello, tras las traumáticas elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013, en las que Maduro ganó por un estrecho margen de 220.000 votos (menos de un 1,5 % del electorado) que aún no reconoce la oposición, el presidente venezolano hizo del tema económico su objetivo principal.
Pero cuando tuvo que atacar el desabastecimiento, el presidente optó por imponer medidas unilaterales y hasta ordenó que el Ejército tomara una importante cadena de electrodomésticos para liquidar las existencias a “precios justos”, una medida que más allá de su utilidad ha marcado el tono de su Gobierno.
Sin embargo, las medidas recibieron el respaldo popular y dieron al chavismo una importante victoria en las elecciones municipales del 8 de diciembre, que la oposición planteó en términos de plebiscito y en las que el oficialismo conquistó casi un 75 % de los gobiernos locales.
Tras las elecciones municipales, Maduro quiso abrir un nuevo espacio de sosiego llamando a la oposición al diálogo para resolver los grandes problemas del país, empezando por la inseguridad, que el año pasado se cobró la vida de más de 11.000 personas, según cifras oficiales y que ONGs elevan a más de 20.000.
Lanzó un plan de seguridad que permitió reuniones con líderes opositores, incluido el que fuera su rival en las elecciones presidenciales, Henrique Capriles, pero cuando todo el mundo parecía coincidir en los avances, surgieron demandas estudiantiles exigiendo soluciones a ese problema.
El rechazo a la respuesta que el Gobierno dio a los focos violentos de esas protestas en el oeste del país terminó explotando el 12 de febrero. Ese día una marcha estudiantil y opositora terminó con tres muertos, homicidios por los que hay detenidos ocho agentes del Servicio de Inteligencia (Sebin), y fue la espoleta para las protestas que hoy vive Venezuela.
Además, el Gobierno tomó la decisión de culpar al dirigente opositor Leopoldo López de esos incidentes asegurando que hay un golpe de Estado en marcha, y el político fue detenido y llevado a una prisión militar.
Las protestas surgieron en demanda de seguridad y también de soluciones a una economía que ha ido sufriendo el “deterioro” que dejó Chávez por una “visión radical del manejo del país, de la ausencia de negociaciones”, señaló el presidente de Datanálisis, el economista Luis Vicente León.
Pero para León “el deterioro del último año no es solo culpa de la inercia del gobierno chavista; hay una cuota parte muy importante del mal manejo del gobierno de Maduro en todo esto”.
Germán Campos, director de la encuestadora Consultores 30.11, cree que desde diciembre de 2012, cuando Chávez partió de Venezuela para su última operación en Cuba, el Gobierno entró en “una fase un poco peligrosa de dejar pasar algunos acontecimientos en materia económica”.
En todo caso, Campos señala que el principal mérito de Maduro en estos doce meses ha sido lograr tras la muerte de Chávez “estabilizar a la sociedad venezolana” en una situación “muy compleja”.
Las elecciones de diciembre dejaron grietas evidentes en una oposición que mantuvo la disciplina para unirse contra Chávez pero que sin el líder bolivariano comienza a vislumbrar un nuevo escenario.
Mientras un sector radical encabezado por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma llamó a salir a la calle a exigir la salida del Gobierno de Maduro, y otros como Capriles y la alianza Mesa de la Unidad como referentes rechazaron esa petición como un “gran error”.
Sin embargo, en los últimos días Capriles ha cambiado y ha llamado a seguir las protestas ante lo que ha tildado de “gobierno moribundo”. Maduro ha llamado en las últimas horas a un diálogo “amplio y tolerante” para dar respuesta a los problemas del país.
Fuente: EFE