Una batucada ha dado luz verde a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Río en el estadio de Maracaná.
Más de 5 mil personas participan en el espectáculo, al que asisten una veintena de jefes de estado. El espectáculo cedió hoy el protagonismo, en sus primeros minutos, a los indios que ocupaban el país antes de la llegada de los conquistadores y que hoy constituyen una minoría.
Un grupo de 72 indios amazónicos, procedentes de Parintins, en el estado de Pará, tejieron unas redes con unos hilos de gran longitud, antes de la llegada de los navíos portugueses al escenario del estadio Maracaná.
El director de la ceremonia, Fernando Meirelles, declaró que su intención era dar espacio a grupos como indios y negros, que en muchos casos siguen marginados.
En Brasil hay en la actualidad cerca de 300 mil indios de 305 etnias y que hablan 274 lenguas, la mayoría de ellos viven en el Amazonas en reservas protegidas, aunque un buen porcentaje está asentado en zonas urbanas, donde encuentran problemas para mantener su cultura y tradiciones.
El calentamiento global, el deshielo de los polos y la subida del nivel del mar se colaron en la celebración, con una llamada a poner remedio y el recuerdo de que hay soluciones. Como la que Río 2016 encomendó de manera simbólica a los atletas: la siembra de una semilla que crecerá en el parque olímpico de Deodoro.
Apenas 50 minutos después de que empezase la ceremonia ya estaban los deportistas desfilando por el estadio.
Cada uno introdujo su semilla en unos cartuchos de tierra de los que crecerán 207 especies diferentes, una por delegación participante. Había donde elegir: hay más de 50 mil catalogadas en Brasil.