Entre las acciones de contención económico-financiera emprendidas por el gobierno federal frente a la desaceleración internacional inducida por el Covid-19 se cuenta con una bolsa de 250 mil millones de pesos, producto de la disolución de 283 fideicomisos; el acuerdo con la cúpula empresarial para garantizar el impulso al programa de desarrollo y crecimiento, que se desglosará este domingo, y el cumplimiento en el pago de los intereses de la deuda pública, expuso el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En su alocución matutina en Palacio Nacional ante los medios de comunicación, adujo que el precio del petróleo subirá y, por tanto, no resulta de actualidad vaticinar el decrecimiento en los índices establecidos por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a la par de bancos nacionales y extranjeros, y junto a ellos las directivas empresariales.
También reiteró que su propósito es el respaldo a los pobres, quienes también, a través de la llamada economía informal, tendrán apoyo con objeto de paliar los efectos de la crisis en curso.
Al explicar la disolución de un número considerable de fideicomisos, señaló: Hay muchos que están constituidos desde hace tiempo por acuerdos o por decretos del Ejecutivo y acuerdos de Hacienda. Proliferaron, vamos a decir que cada dependencia, no todas, pero sí algunas, tenían sus guardaditos
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Los recursos derivados de la extinción de fideicomisos públicos -cerca de 250 mil mdp- se invertirán en 4 acciones:
-Fortalecer programas sociales
-Reactivar la economía con más inversión
-Apuntalar @Pemex
-Pagar deuda pública para que ésta no aumente#MéxicoSolidario pic.twitter.com/Jerf3hAbXN— Gobierno de México (@GobiernoMX) April 3, 2020
El destino del fondo
Con la bolsa de 250 mil millones de pesos, su propuesta es fortalecer los programas sociales, así como ayudar a la reactivación económica y generar empleos. También, apuntalar a Petróleos Mexicanos por la caída en los precios del petróleo y pagar deuda.
A este concepto vamos a destinar la mayoría de los recursos, porque no queremos que se incremente la deuda, queremos hacer todo lo posible para mantener el compromiso, seguir cumpliendo que no haya aumento en la deuda pública.
Sostuvo que la reunión del jueves con Carlos Salazar, dirigente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), y otros líderes de organismos de la iniciativa privada fue muy buena; diría amistosa, fraterna, respetuosa, de colaboración. Acordamos trabajar juntos
y mantener diálogo permanente, con Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, como enlace.
Ellos me hicieron una propuesta, escucharon mi planteamiento, les expliqué acerca del modelo que vamos a poner en práctica (cuyos lineamientos anunciará el domingo), no más de lo mismo que se hacía antes.
Resaltó promover los créditos para pequeñas empresas familiares, tanto del sector formal como informal. Nos vamos a concentrar en los pobres y en los pequeños negocios, ahí vamos a dedicar mayor esfuerzo y mayores recursos
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Realismo económico
De lo que ha dado por llamar la crisis transitoria y su discrepancia con los pronósticos ominosos para el crecimiento nacional, subrayó que hay mucho pesimismo en el mundo, sobre todo en dirigentes, expertos de economía, de finanzas.
“Me acuerdo de cómo nos recetaban eso durante el periodo neoliberal, le llamaban realismo económico: ‘No hay de otra, hay que apretarse el cinturón’. Yo no comparto ese punto de vista. Claro, apretarse el cinturón el pueblo, no el gobierno. Ellos seguían derrochando y robando.”
Aseguró que se va a ir recuperando el precio del petróleo. Hay mucha inestabilidad, entonces, no se pueden hacer pronósticos a partir de lo que está sucediendo ahora, hay que esperarnos y yo estoy optimista
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El Presidente dio respuesta a otra propuesta del diputado de Morena, Mario Delgado, quien la víspera exigió a los organismos financieros multinacionales cancelar la deuda mexicana:
“Yo no estoy de acuerdo, ni siquiera en obtener una prórroga. Nosotros tenemos capacidad para hacer frente a los compromisos adquiridos, aun cuando nos dejaron una deuda pública cuantiosa.
“Lo explico de manera sencilla: en el gobierno de (Vicente) Fox la deuda pública era de un billón 700 mil millones; con Felipe Calderón aumentó alrededor de cinco billones; y con el presidente (Enrique) Peña Nieto terminó en 10 billones.
Nosotros, en términos reales no la hemos aumentado, (pero) tenemos que destinar (al año) 600 o 700 mil millones de pesos sólo al pago de intereses. Nuestro propósito es que no haya aumento en términos reales, logramos hasta febrero no aumentar en proporción al producto interno bruto.
Pero ahora, con la depreciación del peso, porque tenemos alrededor del 20 por ciento de esa deuda contratada en dólares, nos significa un incremento. Lo que queremos es esperar a ver si hay estabilidad financiera para hacer bien las cuentas, no precipitarnos
, agregó.
Fuente: La Jornada