El cardenal Philippe Barbarin y cinco altos clérigos de la Iglesia católica, fueron llamados a comparecer este lunes ante una corte de Lyon, Francia, para responder a acusaciones de encubrimiento al cura Berbard Preyna, quien supuestamente abusó de niños de los Boy Scouts.
Entre los acusados se encuentra el cardenal Luis Ladaria, principal funcionario vaticano a cargo de los casos de abuso sexual, sin embargo, no compareció ante el juez porque el Vaticano invocó su inmunidad diplomática.
Se trata del caso más importante de abuso sexual en el seno de la Iglesia en Francia, país mayoritariamente católico, y supone un nuevo desafío para el Vaticano que se encuentra en una de sus peores crisis en la historia por los escándalos de abuso sexual durante décadas en varios países.
Durante la audiencia, sentado en primera fila, Barbarin mantuvo las manos juntas y cerró los ojos, como si estuviera rezando.
Luego, el juez leyó las largas acusaciones contra los inculpados, y la defensa utilizó argumentos procesales para tratar de desestimar los casos.
Las víctimas
Nueve personas declararon que Preynat abusó de ellos en las décadas de 1970 y 1980. Según las víctimas, el alto clero estuvo al tanto de las acciones de Preynat durante años, pero le permitió mantener el contacto con niños hasta su retiro en 2015.
Las víctimas llevaron el caso a los tribunales con la esperanza de que signifique un parteaguas en los esfuerzos por que la jerarquía eclesiástica francesa rinda cuentas por silenciar los abusos.
Y pese a la atención que se presta al caso en todo el país, podría desmoronarse por motivos legales. Inicialmente, los fiscales lo desecharon por falta de pruebas y Barbarin mantiene su inocencia.
Además, su abogado asegura que su cliente nunca obstruyó la justicia porque la ley de prescripción había hecho caducar los actos en cuestión en el momento en que Barbarin fue informado.
“Acusar a un hombre inocente no promueve una causa”, dijo el abogado Jean-Felix Luciani.
Si los clérigos son hallados culpables de encubrir al sacerdote podrían enfrentar hasta tres años de prisión y una multa de 45 mil euros (unos 51 mil 300 dólares).
Barbarin y algunos otros de los acusados también son responsabilizados de no ayudar a una persona en peligro.
Sobre este nuevo escándalo, el Papa Francisco ha exaltado a Barbarin como “valiente” y ha dicho que la justicia francesa debe seguir su curso.
(Apro con información de AP)