Y el terror se apoderó de Nueva York. Los marcianos invadieron la Tierra y las fuerzas norteamericanas no podrían contra ellos. Un noticiero radial narraba la caída de meteoritos que correspondían a contenedores de naves espaciales marcianas, y conectaba con un científico canadiense que describió tres explosiones en el lapso de una hora y media.
“Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado… ¡Esperen un minuto… Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien… o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos… ¿Son ojos? Puede que sea una cara. Puede que sea…”
Los invasores poseían un arma mortal: un rayo de calor.
Era Orson Welles, quien, con 23 años, hacía uno de sus primeros trabajos de actuación radial, el 30 de octubre de 1938. La adaptación dramatizada de la novela La guerra de los mundos, del escritor inglés Herbert Georges Wells, padre de la ciencia ficción moderna, quien había publicado su obra 40 años antes, en 1898.
Si bien al comienzo de la transmisión se oía la advertencia de que se trataba de una adaptación de esa novela, la cual repetían cuando iban más de 40 minutos de emisión, tal era el realismo que se generaba, que el caos se apoderó de la ciudad. En las calles, las personas corrían de un lado a otro, iban a esconderse donde podían, buscaban refugio en estaciones de policía, que se congestionaron, o infartaban los teléfonos de las entidades de ayuda.
La transmisión se acercó al final con la narración de los hechos por un locutor situado en la azotea del edificio de la CBS, el cual “murió” por efecto de los gases. Y acabó con el relato en tercera persona de la muerte de los invasores, a cargo del profesor Pierson.
Verdad o mito
Este miércoles, cuando se celebran 75 años del asombro, tal acontecimiento se recuerda como hito en la historia de las producciones, no solo radiales, sino de los medios de comunicación en general.
Sin embargo, algunos discuten que tal evento haya causado tal caos en la Capital del Mundo.
“Creo que fue, sin duda, un momento muy importante para la historia de los medios de comunicación —opina el periodista Juan José García Posada— y seguramente la conmoción fue grande. Lo que no creo es que haya tenido las dimensiones de hecatombe que le han atribuido especialmente los profesores de radioperiodismo”.
El director de teatro Jaiver Jurado está de acuerdo con él: “Creo que lo que se dice de aquel efecto es exagerado”.
El periodista Juan José Hoyos los contradice. Señala que el caos fue real e inmenso. Que quienes lo desestiman deben olvidar que en ese momento la radio tenía un poder enorme, la televisión estaba lejos de masificarse y el internet mucho más lejos de aparecer.
“No es mito ni exageración —dice el cronista—. Basta con escuchar esas emisiones y con leer las noticias y las crónicas publicadas en los periódicos en esa época para entender que la conmoción fue espantosa”.
Son, pues, 75 años del asombro. Una prueba de la supremacía mediática. O dicho de otro modo, las Bodas de Brillantes de un día en que un hombre convocó al miedo.
Fuente: El Colombiano