El 14 de agosto de 1953, el serpentinero Ramiro Cuevas Guzmán lanzó lo que sería para la historia del beisbol mexicano el primer Juego Perfecto. La historia es recordada por el periodista Juan Cortez, de El Mañana de Nuevo Laredo.
Hoy miércoles 14 de agosto se cumplen 60 años de la histórica hazaña realizada en el Parque Delta de la Ciudad de México.
Por azares del destino ahí estuvo presente solamente un puñado de aficionados que se reunió en el viejo Parque Delta esa noche para presenciar el partido entre Tecolotes de Nuevo Laredo y Diablos Rojos de México.
La Liga Mexicana no estaba viviendo entonces su mejor campaña y la mayoría de los partidos se efectuaban en un ambiente familiar y con poca gente y mucho frío.
Don Carlos Treviño, aficionado al beisbol comentó sobre la temporada que se realizaba en aquel año de 1953.
“Aquella noche que a fin de cuentas resultó memorable, Tecolotes de Nuevo Laredo fueron manejados por Adolfo Luque y los Diablos Rojos de México contó con José Luis ¨Chile¨ Gómez en el timón.
“Nuevo Laredo, que a la postre fue el equipo Campeón, tuvo a un modesto joven lanzador mexicano, de nombre Ramiro Cuevas Guzmán, que logró el milagro de lanzar el primer Juego Perfecto en la Liga Mexicana de Beisbol”, recordó.
Dijo que fue en la tercera entrada donde Tecolotes logró la que sería la única carrera, José ¨Pepe¨ Adam abrió con sencillo, que se robó la segunda almohadilla que el neolaredense Humberto ¨Beto¨ Ledezma bateó de sacrificio y hit productor de Barney ¨Grillo¨ Serrell al jardín derecho dieron la ventaja de 1-0 a Nuevo Laredo.
Aseguró que de acuerdo al box score de ese partido, Ramiro Cuevas comenzó el juego despachando en orden y así siguió hasta el final.
“En el primer acto dominó a Gilberto ‘Gilillo’ Villarreal en rola por tercera que acepa Servando Capetillo y lanzó a primera a Jorge ‘Chorejas’ Bravo, ponchó a Celso Zendejas y eliminó a Regino ‘Chimuelo’ Garza en rola por las paradas cortas donde Humberto ‘Beto’ Ledezma aceptó y lanzó hacia Bravo a la inicial”, expresó.
Dijo que así comenzó a gestarse el primer Juego Perfecto en la historia de la Liga Mexicana de Beisbol, donde entrada tras entrada, Ramiro Cuevas retiro en orden.
Comentó que para el cierre de la sexta los pocos aficionados y los cronistas que asistieron a esa velada comenzaron a prender los cigarrillos, pues un juego común y corriente se había convertido en uno de sumo interés.
Que seis entradas perfectas habían pasado y que se podía uno ilusionar ante la posibilidad de un juego sin hit ni carrera, pues pensar en un perfecto era demasiado y que en la séptima entrada los Diablos Rojos estuvo a punto de romper el embrujo.
Manifestó que no hubo duda que Ramiro Cuevas lanzó un juego formidable, no hubo nada de suerte, venía con un control excelente y colocando la bola donde quería.
Cabe señalar que Edrick ¨León¨ Kellman receptor de Ramiro Cuevas, comentó que desde la mitad del partido nunca había visto a Ramiro Cuevas lanzar con tan gran control.
Llegó la novena entrada y la cita con la inmortalidad en un estado de emoción y corazones alterados. Después de dos outs, los aplausos de la clientela se mostraron a un solo out que separaba a Ramiro Cuevas de lo imposible, pero de repente José Luis ¨Chile¨ Gómez, el manager de los Diablos Rojos del México, pidió tiempo y él mismo tomó un bate para ir de emergente, por el lanzador Juan Conde.
Si Cuevas lograría ese juego perfecto lo haría sobre un hueso duro de roer, el mismo José Luis Gómez que había jugado en las Grandes Ligas, sin embargo Cuevas tomó aire en la lomita y en el primer lanzamiento ¨Chile¨ Gómez roleteó a la segunda.
El Juego Perfecto se hizo realidad y Ramiro Cuevas recibió el tratamiento especial por parte de sus compañeros y de los aficionados que se tiraron al terreno de juego.
Cabe mencionar que el ampáyer central Guillermo Stankewicz despachó el encuentro en una hora con 22 minutos. (Con información de Carlos Treviño y del libro “La Historia de un Gran Equipo” de Homero Solís Ramos).
Fuente: El Mañana de Nuevo Laredo