80 años de prisión a Ríos Montt

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Los magistrados condenaron al exdictador guatemalteco a 50 años de prisión por genocidio y 30 por delitos de lesa humanidad.

Guatemala—  El ex presidente de facto guatemalteco Efraín Ríos Montt, de 86 años, fue condenado este viernes a 50 años de prisión por genocidio y a 30 años más por crímenes de lesa humanidad, convirtiéndose en el primer líder latinoamericano, y uno de los pocos del mundo, en ser condenado por estos crímenes.

“Los juzgadores consideramos que la conducta del acusado José Efraín Ríos Montt encuadra en el delito de genocidio en calidad de autor, por lo que debe imponerse la pena correspondiente”, dijo la jueza Jazmín Barrios, titular del Tribunal Primero A de Mayor Riesgo, para luego precisar los años de condena, en un veredicto que puede ser apelado.

Ríos Montt, presente en la sala, reaccionó con aparente frialdad al anuncio. La juez ordenó además revocar el encarcelamiento domiciliario que cumplía y su ingreso en un penal, momento en el que el exdictador asintió ostentosamente.

Durante el juicio, el militar había negado los hechos: “Me declaro inocente, nunca he tenido la intención, el propósito de destruir a ninguna etnia nacional (…). No soy genocida”. El genocidio es el crimen más grave reconocido por el derecho internacional, pero asimismo uno de los más difíciles de probar.

El de Ruanda en 1994; la matanza de Srebrenica en 1995, durante la guerra de Yugoslavia, y las atrocidades del régimen jemer de Camboya (1975-1979), se tradujeron en juicios para algunos de sus implicados, pero no en condenas a la máxima autoridad de esos países.

Los años más violentos de la guerra

Efraín Ríos Montt encabezó un corto pero duro régimen, durante el cual se perpetraron los peores crímenes y actos de violencia en 36 años de guerra civil, y por los cuales es condenado a tres décadas de distancia.

Un tanto robusto, de estatura baja (menos de 1.70 metros), Ríos Montt siempre se presentó a las audiencias con impecable traje formal oscuro, su bigote bien recortado y gel en su cabello cano. Usa anteojos y durante todo el juicio unos audífonos para escuchar mejor, pero pese a su edad no tiene mayores problemas de salud.

“No soy genocida (…) Nunca autoricé, nunca firmé, nunca ordené que se atentara contra una raza, una etnia o una religión. ¡Nunca lo hice!”, dijo el jueves Ríos Montt, en el banquillo de los acusados, con su voz áspera y firme, al declarar su inocencia en víspera de que se emitiera la sentencia.

En el marco de las operaciones contrainsurgentes, su régimen ejecutó la política de “tierra arrasada” sobre poblaciones indígenas del norte y noroeste del país, a las que acusaba de apoyar a la guerrilla.

Un informe de la ONU de 1999 —presentado por la Fiscalía en el proceso contra Ríos Montt— documenta 626 masacres en 500 aldeas arrasadas, mismas que clasifica como “genocidio”, y señala que entre 1978 y 1984 (gobierno de Ríos Montt) ocurrió el 91% de las violaciones de derechos humanos de la guerra (1960-1996), que dejó 200 mil muertos y desaparecidos.

Con la biblia y la metralleta

Nacido el 16 de junio de 1926 en Huehuetenango, departamento fronterizo con México, Ríos Montt ingresó a los 18 años al Ejército como policía militar, y a los 20 a la Escuela Politécnica para iniciar su carrera de oficial, hasta llegar a general.

Incursionó en política en 1973 como candidato presidencial de una coalición de centro-izquierda que luego giró radicalmente a la derecha. Según las crónicas de la época ganó esos comicios, pero un fraude dio el triunfo al general Kjell Eugenio Laugerud.

En premio de consuelo fue enviado a España como agregado militar de 1974 a 1977. De familia fervientemente católica -su hermano Mario Ríos Montt es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala- renunció al catolicismo al regresar al país y hasta fue pastor de una iglesia protestante.

Fanático evangélico, siempre mencionaba a Dios en sus discursos y mensajes televisivos dominicales vistiendo un traje militar verde, marcadamente moralistas, mientras en el país imperaba la sistemática violación de derechos humanos.

En una ocasión afirmó que el “buen cristiano” era quien se desenvolvía “con la Biblia y la metralleta”.

Llegó al poder el 23 de marzo de 1982 al dar un golpe de Estado contra el general -ya fallecido- Romeo Lucas García (1978-1982) antes de que éste entregara la presidencia al general Ángel Aníbal Guevara.
Pero su ministro de Defensa, Óscar Mejía Víctores, le dio a su vez un golpe de Estado el 8 de agosto de 1983 y convocó elecciones en 1985.

En 1989, Ríos Montt fundó el derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG), que llegó a la presidencia diez años después con Alfonso Portillo (2000-2004), hoy preso por corrupción y pedido en extradición por Estados Unidos por lavado de dinero.

Con el FRG, Ríos Montt fue diputado en tres legislaturas de 1994 a 2003, pero su mayor anhelo era volver a gobernar.

Aunque le está prohibido a los golpistas aspirar a la presidencia guatemalteca, fue candidato en 2003, pero quedó en tercer lugar.

En 2008 volvió a la política y ocupó una banca en el Congreso hasta el periodo que concluyó el 14 de enero de 2012. Doce días después, ya sin inmunidad parlamentaria, fue puesto bajo arresto domiciliario acusado de genocidio.

Los tribunales le rechazaron a Ríos Montt peticiones de amnistía por tratarse de genocidio, y dieron vía al juicio.

Sobre Ríos Montt también hay otra demanda por genocidio interpuesta en 2011 por la masacre de 201 campesinos de la aldea Dos Erres.

Es padre de dos hijos, Enrique, un general retirado y ex subjefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, y Zury, ex diputada y esposa del senador estadounidense republicano por el estado de Illinois, Jerry Weller.

Fuente: AFP

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