La noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, desaparecieron 43 estudiantes y otros 3 fueron asesinados.
Un año después no está claro lo que realmente sucedió esa noche…
Las autoridades han capturado a 111 personas, acusadas de participar en los hechos.
También sostienen que los jóvenes fueron incinerados en un basurero, pero un informe independiente descarta esta posibilidad.
En 12 meses se han acumulado miles de hojas en los expedientes de investigación.
Pero también algunas preguntas que hasta ahora no tienen respuesta. BBC Mundo le presenta algunas de ellas:
1. ¿Por qué aún no se sabe qué pasó realmente?
Desde el momento que se supo del ataque a estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, se plantearon varias versiones sobre lo que había sucedido.
La Procuraduría General de la República (PGR) estableció en noviembre que los jóvenes habían acudido a la ciudad para boicotear el informe de la esposa del presidente municipal, María de los Ángeles Pineda Villa (VERIF)
De acuerdo con esta versión, el alcalde José Luis Abarca ordenó a la policía municipal que los detuviera.
Estos policías junto con otros del vecino municipio de Cocula, los entregaron a sicarios de la banda de narcotráfico de Guerreros Unidos, que los asesinaron y cremaron en el basurero de ese municipio.
Pero el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ofrece otra versión y cuestiona la viabilidad de la explicación de la PGR.
Según el GIEI, los estudiantes llegaron al centro de Iguala por la noche, no en la tarde como señaló la PGR.
No fueron a boicotear el informe de la esposa del alcalde sino a rescatar a sus compañeros encerrados central de autobuses.
Además, el peritaje de un experto contratado por el GIEI señala que fue imposible que en el basurero de Cocula se cremaran 43 cuerpos, como señala la fiscalía general.
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La investigación de la PGR se basa en las declaraciones de las personas detenidas.
Pero el Grupo señala que en esos testimonios hay cuatro versiones distintas de los hechos. Y que todas se contradicen con las evidencias científicas encontradas.
Y la falta de confianza en las autoridades también contribuye a la incertidumbre.
Hasta ahora, los expertos del GIEI reconocen que no puede saberse lo que realmente pasó con los estudiantes.
2. ¿Por qué los padres creen que están vivos?
Los padres de los estudiantes desaparecidos sostienen que la investigación del caso se basa fundamentalmente en testimonios de los detenidos y no en evidencia científica.
En cambio, subrayan, la investigación del GIEI analizó varias hipótesis que la PGR no ha tomado en cuenta.
Según los familiares y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, que les asesora, desde el principio las autoridades buscaron muertos a los estudiantes.
Por eso el rastreo en fosas clandestinas, donde se comprobó que no estaban los jóvenes.
La fiscalía envió a la Universidad de Innsbruck varios restos encontrados en el basurero de Cocula y en el río San Juan.
De éstos sólo se ha identificado plenamente a un estudiante, Alexander Mora, y existen indicios de uno más puede corresponder a Jhosivani Guerrero de la Cruz.
Pero no hay seguridad que los demás sean del resto de los estudiantes, insisten.
Algunos plantean la hipótesis de que los jóvenes pueden estar cautivos, incluso dentro de instalaciones militares o en plantaciones de droga.
Especialistas han dicho, sin embargo, que sería muy difícil que no se supiera de ellos.
Los padres responden que necesitan pruebas científicas irrefutables.
“Sabemos que cada vez el panorama está más complicado”, reconoce el abogado de Tlachinollan, Vidulfo Rosales.
“Han dicho que aceptarán lo que venga y como venga, pero que haya certezas”.
3. ¿Por qué tanta violencia y saña contra un grupo de jóvenes estudiantes?
Además de las 43 desapariciones, la noche del 26 de septiembre en Iguala fueron asesinados 3 estudiantes.
Uno de ellos fue torturado. Sus agresores le arrancaron la piel de la cara.
El informe del GIREI establece que los policías y civiles armados les dispararon directamente, y a algunos incluso los y trataron de arrollar con una camioneta.
Los expertos registraron al menos 9 ataques distintos. Pero hasta ahora no se conoce la razón de tanta saña y violencia.
En principio algunos hablaron de una posible venganza de los policías por las agresiones que habían sufrido de los estudiantes.
Algunos medios citan a declaraciones de detenidos sobre una especie de castigo por el activismo político de la Escuela Normal.
Otra de las hipótesis es que los agresores confundieron a los estudiantes con un grupo narcotraficante rival, “Los Rojos”.
La investigación del GIEI establece también que los jóvenes pudieron tomar un autobús que llevara un cargamento ilegal.
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Pero ni en el expediente de la PGR o el informe de los expertos hay elementos que justifiquen la forma como los estudiantes fueron agredidos.
La práctica de secuestrar autobuses no es nueva, e incluso es parte de la vida cotidiana de las normales rurales como la de Ayotzinapa.
Los agresores sabían que eran estudiantes y no miembros de una banda rival.
Y por si fuera poco, la noche del ataque los jóvenes no estaban armados: se defendieron con piedras a los disparos de fusiles de asalto.
4. ¿Cuál fue el papel de los militares en la trágica noche de Iguala?
Según la PGR la desaparición de los estudiantes fue responsabilidad de policías de Iguala y Cocula.
Pero el informe del GIEI señala que en los hechos también estuvieron presentes policías federales y militares.
Su papel no está claro todavía.
Los expertos determinaron que los movimientos de los jóvenes fueron vigilados desde el llamado Centro de Comando, Control, Comunicación y Cómputo, C4, que enlaza a corporaciones locales y federales en Guerrero.
A lo largo del 26 de septiembre hubo reportes constantes, incluso de los enfrentamientos y agresiones armadas a los estudiantes.
Pero las comunicaciones se interrumpieron durante un rato esa noche.
La justificación, documentó el Grupo de expertos, fue que la Secretaría de la Defensa Nacional intervino las comunicaciones.
También se estableció que hubo agentes de inteligencia militar en algunos delos sitios de las agresiones, incluso de donde desaparecieron los estudiantes.
Los expertos del Grupo solicitaron hablar con los integrantes del 27 Batallón de Infantería, asentado en Iguala, para conocer lo que atestiguaron esa noche.
El gobierno federal no autorizó la entrevista.
5. ¿Por qué la investigación oficial es “negligente”, “tardía” y plagada de “graves irregularidades?”.
El trabajo de las autoridades sobre la desaparición de estudiantes ha sido severamente cuestionado por organizaciones internacionales.
El Comité de Desapariciones Forzadas de la ONU señala en su último informe que las investigaciones oficiales son “tardías y deficientes”.
El organismo también pide un “replanteamiento general” del caso con base en el informe de expertos internacionales.
La organización Human Rights Watch (HRW) señala que la investigación tiene “irregularidades”, y puntualiza algunas con base en el informe del GIEI.
Señala, por ejemplo, que la fiscalía de Guerrero no aseguró debidamente los sitios donde ocurrieron los delitos y por eso no se recabaron elementos cruciales para las pesquisas como huellas, rastros de sangre o cabello.
El grupo de expertos encontró, 9 meses después, ropa de las víctimas que la PGR no había analizado.
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Grabaciones de cámaras de seguridad que pudieron registrar los hechos fueron borradas o se extraviaron.
No se revisaron las casas de policías detenidos, y algunos testigos clave como los choferes de los autobuses en que se movieron los estudiantes fueron interrogados 7 meses después de los hechos.
Después que se presentó el informe del GIEI el presidente Enrique Peña Nieto ordenó que fuera incorporado a la investigación oficial.
Pero Amnistía Internacional cree que debería hacer más.
“A menos que el presidente Peña Nieto tome acción real ahora, va a continuar siendo visto en todo el mundo como el facilitador de estos horrores”, advierte.
Fuente: BBC Mundo