¡5 de junio no se olvida!

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Por Sanjuana Martínez

Caminar alrededor de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, es sentir un escalofrío permanente en el cuerpo. Los vecinos que viven enfrente no tienen duda: “se oyen gritos, se ven sombras, se siente muy feo todavía”.

El 5 de junio, de hace cinco años sucedió aquí la peor tragedia infantil en la historia reciente de México: 49 niños murieron y 76 resultaron heridos en un incendio. Todos tenían entre cinco meses y cinco años de edad. Y ninguno de los 19 funcionarios involucrados en este terrible hecho producido por negligencia, está bajo proceso judicial. Todos fueron exonerados por la indigna Suprema Corte de Justicia de la Nación que tenemos en México.

Durante estos cinco años los padres de los niños fallecidos han luchado por la justicia y la verdad. Desde el grupo Manos Unidas por Nuestros Niños, se ha entregado la suficiente documentación a la Procuraduría General de la República (PGR) para demostrar que el incendio que acabó de manera atroz con sus hijos, fue en realidad un hecho “intencionalmente provocado”.

¿Cómo sustentan esta tesis los padres de los niños? Gracias a un minucioso trabajo de cinco años, tienen las pruebas para afirmar que el incendio iniciado primero en una bodega gubernamental fue provocado para destruir información relacionada con la deuda de 10 mil millones de pesos que tenía el gobierno de Eduardo Bours Castelo en la aplicación del programa Plan Sonora Proyecta.

Los padres de los niños se han convertido en detectives. Han luchado todo este tiempo para visibilizar una de las tantas tragedias impunes e invisibles de México. Tienen incluso los nombres de los funcionarios que intervinieron en el supuesto incendio intencional. Se trata de Carlos Andrés López Meza antiguo chófer y guardaespaldas de Juan Carlos Lam Félix que era secretario técnico del ex gobernador Bours Castelo. Resulta que López Meza apareció muerto de nueve impactos de bala, otro crimen impune, relacionado con la Guardería ABC.

Recorro el panteón municipal de Hermosillo con el mausoleo dedicado a los niños. Me acompaña Julio César Márquez, papá de Yeyé quien falleció en la Guardería ABC. Caminamos frente a pequeñas tumbas cubiertas de flores y juguetes. Todas tienen fotografías. Hay un oso inmenso al final y una lona con las 49 fotografías. Pienso: estos niños no debieron morir; estos niños inocentes entre los inocentes, deberían estar aquí con nosotros; estos niños son la imagen de la impunidad, su muerte es un crimen de Estado, un crimen cometido por la alta burocracia del IMSS, capaz de subrogar una guardería sin respetar las mínimas medidas de seguridad; un crimen del funcionariado corrupto de este país.

Julia tiene una cara de bonhomía que emana generosidad. La tristeza se instaló en su mirada hace cinco años y quizá nunca vuelva a irse. Esa mirada lo dice todo. Desde aquel 5 de junio de 2009 no ha dejado un solo día de pensar en Yeyé, Julio César Márquez Báez, su amado niño. Lo lleva en el corazón. Y mientras pueda seguirá luchando para hacerle justicia. Su esposa, Estela Báez, padece aún las consecuencias de la tragedia: desorden de disociación sicótica, evasión de la realidad y pérdida de memoria. Durante mucho tiempo, ella siguió viendo al bebé, le hablaba, se le aparecía por todas partes. Siempre necesitándola, lastimado, llorando. Después de cada aniversario ha sido necesario internarla: “Hemos sufrido mucho”, me dice sin poder contener el llanto.

No hay consuelo para estos padres. Y menos si el Estado les niega el acceso a la justicia. Menos si la impunidad permite que ninguno de los 37 responsables este en la cárcel. Ninguno fue sentenciado. Ni siquiera molestado a los principales: Juan Molinar Horcasitas, Eduardo Bours, los dueños de la guardería: Antonio Salido, Marcia Matilde Gómez del Campo, Sandra Téllez, Gildardo Urquídez y otros.

La historia de vida de los 49 padres de los bebés de la Guardería ABC sigue escribiéndose. A veces con esperanza, otras más, con el mismo dolor, pero siempre con dignidad.

Hay luces de ilusión en este camino por la justicia. Como la historia de Ofelia Vázquez Ruelas, a quien la vida, le sigue dando lecciones a través del bebé que perdió de la peor manera en la guardería. Su Germán Paul cumpliría ahora nueve años. Y casualidades de la vida, el niño quiere estar presente siempre en su vida.

Ofelia sabía que no podía tener más hijos. Germán Paul llegó después de cinco inseminaciones artificiales. Y se resignó. Pero un buen día hace dos años, sucedió, sin esperarlo. Esta vez nada hizo para que así fuera. Fueron ocho meses de espera mezclada con esperanza y recuerdos. El 3 de junio de manera premonitoria todo se adelantó: “Doctor, por favor, que no nazca el 3 de junio”, le rogó al médico al llegar de urgencia con un hemorragia. “Lo siento señora, es urgente, le tenemos que practicar la cesárea urgentemente”. Ella insistió: “Doctor mejor mañana, por favor, mañana”.

Pero no, Eva Victoria, Victoria claro, un nombre que lo dice todo, nació el 3 de junio, el mismo día que nació su hermanito German Paul. Casi nacieron igual, ella a las 13:47 y él a las 13:13, con ocho años de diferencia: “Estas no son coincidencias, señora Ofelia, esta son Diosidencias”, le dijo el ginecólogo cuando supo la razón por la cual quería cambiar la fecha del parto. Eva Victoria es la imagen de la alegría. La veo y pienso en su hermano. Se parecen muchísimo. Ríe todo el tiempo. Su mamá la lleva en brazos, casi no se despega de ella, como si de esa forma abrazara a los dos: “Es así como cada 3 de junio festejo la vida de los dos: uno está en el cielo, la otra conmigo”, me dice llorando, pero sin disimular su ilusión por esa niña que ha vuelto iluminar su casa.

Las historias de esperanza de los padres de los niños de la Guarderia ABC se siguen escribiendo. Más de 12 mamás se han vuelto a embarazar. Una de ellas, es la aguerrida y maravillosa Patricia Duarte Franco, ejemplo de lucha, mamá de Andrés Alonso García. Entro a su casa y lo primero que me encuentro es la foto del pequeño con una sonrisa inmensa, llena de vida: “Escucho todavía sus risas, sus pasos”, dice al recordar que los médicos le advirtieron que jamás podría volver a embarazarse. No fue así. Y afortunadamente tiene muy claro que luchará hasta el final para conseguir justicia. Ella fue la que increpó al inefable Felipe Calderón en un acto público. Su esposo, cariñoso y solidario, José Francisco, reitera su objetivo común en la vida: “Hemos retomado el amor de nuestros hijos para seguir luchando siempre, hasta que haya justicia”.

El incendio de la Guardería ABC es un crimen que nos ofende a todos los mexicanos. Es la imagen de la impunidad endémica, el símbolo de la dignidad. Necesita de la solidaridad de todos. Por eso. ¡5 de junio no se olvida!… Ni se olvidará jamás.

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@SanjuanaMtz

Facebook: Sanjuana Martinez

Fuente: Sin Embargo

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