Por Adolfo Gilly
“Los hechos violentos en la ciudad de México el día de la toma de posesión de la Presidencia de la República por Enrique Peña Nieto fueron producto de una bien preparada provocación contra la ciudad, sus habitantes, el movimiento estudiantil y la vida democrática. Quedarán registrados, al igual del afamado ‘error de diciembre’ de 1994, como la ‘provocación de diciembre’. Múltiples testimonios estudiantiles y ciudadanos sustentan el relato que sigue.”
Así comenzaba el artículo-crónica titulado La provocación del primer día, que el 17 de diciembre del pasado año publiqué en estas páginas, documentando los hechos con testimonios verbales y gráficos.
Uno de los más notables, entre muchos otros, era una foto de dos sujetos que, según los propios jóvenes manifestantes, venían en el contingente de Acampada Revolución, uno gordo con cadena al cuello, otro narizón con guante negro en una mano. En la foto esos personajes aparecen al otro lado de la valla metálica, conversando con los elementos de los cuerpos de seguridad desde donde partió la violenta represión contra los manifestantes. La imagen fue publicada en La Jornada junto a un artículo de Julio Hernández López. Es la siguiente:
Si las autoridades quieren sus nombres, no tienen más que buscarlos en sus registros, agregaba mi escrito en La Jornada.
Otros artículos –una entrevista de Julio Hernández López a un elemento de la policía capitalina ( La Jornada, 10 de diciembre de 2012), varios escritos de Ortiz Tejeda– también documentaron estas denuncias sobre los sucesos de ese día inaugural. Mi escrito de ese 17 de diciembre concluía así:
No veo razón para que el nuevo jefe de Gobierno, y con él la ciudad entera, acepte heredar las consecuencias de las grandes provocaciones del primero de diciembre contra la ciudad, los estudiantes y el gobierno capitalino entrante días después, el 5 de diciembre.
En ediciones posteriores, La Jornada informó que el gobierno de la ciudad de México estaba investigando los sucesos del primero de diciembre y que pronto habría respuesta sobre la actuación de los cuerpos de seguridad en esa fecha.
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Ayer, jueves 7 de marzo, el periódico electrónico Aristegui Noticias (http://aristeguinoticias.com/0403/mexico/ssp-df-reserva-informacion-sobre-el-operativo-del-1d/) publicó la siguiente información:
“La Secretaría de Seguridad Pública del DF (SSP-DF) decidió calificar como reservado el plan operativo del primero de diciembre de 2012 –por la toma de protesta de Enrique Peña Nieto– que terminó con disturbios y decenas de detenidos en la capital.”
Según dicha nota, un ciudadano solicitó a la Oficina de Información Pública de esa dependencia un informe sobre el plan puesto en ejecución por la policía durante la toma de posesión presidencial: “La SSP-DF respondió que la jefatura del Estado Mayor –quien se encarga de cuidar al Presidente de la República– propuso clasificar la información requerida por el solicitante como de acceso restringido en su modalidad de reservada”.
En otras palabras: 1) La Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal hizo una investigación sobre el plan operativo del primero de diciembre de 2012. 2) Esa investigación dio resultados sobre el desarrollo de los sucesos, tanto en San Lázaro como en los destrozos planificados de avenida Juárez y la Alameda. 3) Esos resultados dan respuesta a las múltiples inquietudes, presunciones, indicios y testimonios sobre el origen de la violencia y la presencia de provocadores profesionales en San Lázaro y en la Alameda para desencadenar y atizar enfrentamientos y destrozos. 4) Pero esa información no se puede dar a conocer por decisión de la jefatura del Estado Mayor, quien se encarga de cuidar al Presidente de la República.
Así, lo que el Gobierno del Distrito Federal responde es: Investigamos y ya sabemos cómo fue y quién fue, pero no lo podemos decir por decisión del Estado Mayor de la Presidencia de la República.
¿Entonces?
Entonces el enigma de quién fue responsable y en qué ámbitos se diseñó la absurda violencia desencadenada en el día inicial de la presidencia de Enrique Peña Nieto está casi develado. A su debido tiempo no dejarán de saberse los detalles.
Fuente: La Jornada