El sector de mexicanos sin acceso a los alimentos alcanza la cifra de 5.4 millones en zonas urbanas y de 4.1 en el campo, a causa fundamentalmente de ingresos insuficientes.
En las zonas urbanas hay alrededor de 5.3 millones de personas que no tienen acceso a la alimentación, mientras en el campo la población con esta carencia llega a 4.1 millones. Se trata de los sectores más vulnerables, porque padecen este problema derivado de que perciben ingresos insuficientes.
Estas son algunas de las conclusiones a las que llegó la subsecretaría de Prospección, Planeación y Evaluación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) en el Diagnóstico integral de la problemática alimentaria en México, que contiene un análisis de dicha situación, las características de la población vulnerable y la evaluación de instrumentos de medición.
En este estudio, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social establece que entre 2008 y 2010, el número de personas sin acceso a la alimentación creció de 17.4 por ciento –23.8 millones de personas– a 24.9 por ciento de la población –28 millones–.
En cuanto al bienestar económico, refiere que en 2010, 21.8 millones de personas –19.4 por ciento de la población– no contaba con el ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades alimentarias.
Así, de las 28 millones de personas con problemas de acceso a la alimentación, hay 7.6 millones, con ingresos superiores a la denominada línea de bienestar –el valor total mensual de la canasta básica alimentaria y la no alimentaria, que incluye transporte, vestido, educación– y 18.5 millones tienen ingresos superiores a la línea de bienestar mínimo –el valor de la canasta básica alimentaria al mes–.
En el diagnóstico se debe tomar en cuenta que en el indicador de falta de acceso a la alimentación se incluye un amplio grupo de personas que cuentan con ingresos relativamente altos, señala el documento.
Destaca que el grupo de la población con vulnerabilidad alimentaria es el de personas que además de no tener acceso a alimentos, también tienen ingresos insuficientes, inferiores al valor de la línea de bienestar mínimo, es decir, que no pueden acceder a la canasta alimentaria básica.
En este grupo hay unas 9.4 millones de personas, de las cuales 5.3 se encuentran en zonas urbanas y 4.1 millones en áreas rurales.
En relación con la población que padece inseguridad alimentaria severa, unos 4.5 millones reside en poblaciones de 100 mil habitantes o más y 4 millones se encuentran en localidades menores a 2 mil 500 habitantes. “Es decir, la falta de acceso a la alimentación se concentra en las localidades más pequeñas –probablemente de difícil acceso–, así como en los grandes centros urbanos”.
Además, se observó que de los 20.4 millones de personas sin acceso a la alimentación y con ingreso inferior a la línea de bienestar, sólo 8.2 millones, 40.5 por ciento, fueron beneficiarias de Oportunidades. En las ciudades, de los 5.3 millones de personas carentes y con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo, sólo 1.6 millones –29.7 por ciento– está en el programa.
Las conclusiones también indican que se debe hacer válido el indicador sobre la falta de acceso a la alimentación; generar un sistema de información oficial que recopile mediciones de seguridad alimentaria, considerando aspectos de temporalidad, metodologías aplicadas y dimensiones del problema; definir una población potencial común a todos los programas del rubro, con el propósito de minimizar los errores de exclusión, y que considere a quienes no tienen acceso a la alimentación.